LaLiga Santander
Sin novedad, amigo Sancho
«Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades». Entró al campo el Madrid distraído del meollo y descabalado. Antes de corroborar el consejo de Don Quijote a Sancho, le cegaba el aguacero y le molestaban tanto los chuzos que caían de punta como la convicción del Rayo en sus quehaceres y posibilidades. Cada vez que los arcabuceros de Paco Jémez disparaban acertaban en el blanco. Debió parecerles, pues, que el 2-0 era suficiente y despreciaron un par de ocasiones más para firmar el despido madridista de la Liga. Dieron cuerda y lo pagaron. Bale no aceptó el destino, lideró la remontada, rompió el sedal con dos goles –más el de Lucas– y dejó vencido al que se veía triunfador. «Al bien hacer jamás le falta premio». No será consuelo rayista aquello de «no importa el resultado, sólo el esfuerzo vale».
Cumplió el Madrid con la obligación demandada. En su turno, agigantado el Málaga cual molino de viento, el Atlético salvaguardó la fortaleza que tanto le ha costado levantar con un escueto, diamantino y sufrido 1-0. La pelota, entonces, en el tejado del Barça, liberado a medias de la brutal presión con el reciente 0-8 de Riazor para recibir al antepenúltimo. La Liga y la Primera, en juego. «Yo soy de parecer que el pobre debe contentarse con lo que hallare, y no pedir cotufas en el golfo». Su condición no resignó al Sporting, finalmente azotado por el orgullo azulgrana, la magistratura de Messi y la pena máxima. Amigo Sancho, «al bien hacer jamás le falta premio». Los tres lo merecieron.
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