Julián Redondo

Sin Perdón

La Razón
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Casemiro recuerda a Makelele por la cantidad de campo que ocupa y el potencial físico que despliega; pero es mejor. Sobre el francés circulaba una leyenda negra, que robaba 500 balones y regalaba 600. El Madrid ha encontrado un futbolista esencial para la zona más sacrificada del campo mientras lucha con un dilema existencial: ¿teniendo a Keylor, realmente es necesario fichar a David de Gea?

Cuestión peliaguda. La seguridad, solvencia y espectacularidad del costarricense levanta un ¡oh! de admiración en la grada y un ¡ay! de desesperación en los adversarios. Keylor es el guardián de las victorias del Madrid, que en Vigo se desplegó sin perdón, como William Munny, implacable con el gatillo y con las sentencias: «Matar a un hombre es algo despreciable, le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría llegar a tener».

Dos despistes colosales en defensa propiciaron sendos goles de Cristiano y de Danilo. El Celta abrió detrás una tienda de regalos y delante no encontró consideración: paraba Keylor. Chutaba el Celta, pese a su manifiesta incomodidad, más que el Madrid, aparentemente tranquilo con el aparente control de la situación y la fiabilidad de su portero. Después, según avanzaba el segundo tiempo, al modesto que acariciaba la posibilidad de ser líder le venció la impotencia, de ahí la expulsión de Cabral, que con una amarilla protestó. Ingenuo. Ganaba el Madrid 0-2 y en Balaídos recurrían al «así, así, así gana el Madrid»; pero perdía el Celta por sus errorres y por Keylor. Con diez, los celtiñas se multiplicaron y Navas recibió un «Nolitazo» imparable. Luego Marcelo machacó. Sin compasión.