Elecciones autonómicas
Sostiene Erkoreka
Sostiene Erkoreka, cuyo discurso es tan repetitivo como cansino, que el hecho de que el PP y Ciudadanos estén en confluencia para facilitar la gobernación de España «puede suponer una puntilla definitiva para el autogobierno vasco». Al parecer, en este asunto se han juntado el hambre con las ganas de comer, pues, sostiene Erkoreka, a un partido como el PP «que no solamente no cree en el Estado de las autonomías, sino que lucha activamente por destruirlo, por hacerlo desaparecer, por eliminar sus señas de identidad fundamentales», se le acerca otro «como Ciudadanos, una de cuyas obsesiones fundamentales es eliminar el Concierto y otros aspectos estrechamente relacionados con la singularidad del autogobierno vasco».
Sostiene Erkoreka que está tremendamente preocupado por la deriva que lleva la constitución del gobierno en España y que le llama la atención que las formaciones políticas en Euskadi «no hayan empezado ya a lanzar mensajes» sobre «la gravedad que entraña». Al parecer, Erkoreka ya ha encontrado el enemigo sobre el que basar su campaña electoral para sacar un escaño por Vizcaya, haciendo del PP la bestia parda a batir e ignorando que este partido no sólo es tan defensor de la foralidad como el suyo, sino que fue el que, cuando lo de Aznar, consagró el carácter irreversible del Concierto Económico. Aun así, en su simplicidad y pésima sintaxis, sostiene Erkoreka que «nos parece que sería bueno que, ahora que estamos en vísperas electorales, todo el mundo, toda la sociedad adquiera conciencia también de que quien realmente puede constituir un muro infranqueable contra las agresiones contra el autogobierno, es quien viene defendiéndolo, amparándolo y dándole cobertura durante los últimos 35 años, que es el PNV».
Sostiene Erkoreka, con retórica de borono bermeano, que Ciudadanos «predica obsesiones como la desaparición del Concierto y la supresión de todo lo que tienen que ver en el autogobierno vasco en relación con la tradición foral». Y añade luego que esos mismos «apuestan ahora por recalcular el Cupo». Lo dice como si eso de acabar con el engaño a todos los españoles, incluidos los vascos, dejando de utilizar cifras falsas para establecer el coste de los servicios del Estado en Euskadi, fuera un delito de lesa patria, un pecado de perdón imposible. Erkoreka deja claro así que los vascos con pedigrí nacionalista –no como yo, que tan sólo soy un humilde mortal nacido en Guernica–, entre el fuero y el huevo, eligen siempre el huevo. Eso sí, como destacó hace muchos años don Gonzalo Martínez Díez en su magistral «Fueros sí, pero para todos», lo hacen invocando «mitos y leyendas, ... antecedentes históricos que sirven de justificación a la injusticia fiscal».
En fin, sostiene Erkoreka, destrozando la hermosa lengua de Cervantes, que «la amenaza fundamental al autogobierno vasco no procede de la adopción de iniciativas encaminadas a incrementar el volumen del autogobierno, sino de quienes, desde Madrid, están trabajando denodadamente por erosionar el autogobierno vasco, con el resto de las autonomías, para acabar definitivamente con las singularidades autonómicas vascas».
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