Enrique Miguel Rodríguez

Te echo de más

La Razón
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Decía una letra de Kiko Veneno: «Lo mismo te echo de menos que a veces te echo de más». Eso pasa con Cataluña, pero incluso cuando el más, qué ajustado lo del más, es insoportable, durante la campaña electoral hay que plasmar algo por lo que la independencia sea imposible. A veces te traiciona el subconsciente y te sale la verdad desnuda. A un alto dirigente de «Juntos por el sí» le preguntaron el martes en un mitin por el programa electoral, porque las elecciones son para elegir un nuevo Parlamento y cada partido presenta un programa con las medidas que mejorarán la comunidad y, por tanto, a sus ciudadanos. Este eufórico independentista, que minutos antes contaba a los asistentes al mitin, decía que una vez separados de España todos felices y sin parar de comer perdices. Ante la pregunta se quedó perplejo, sobre todo cuando el periodista remató pidiéndole que explicara las actuaciones a realizar en materia de turismo. La respuesta fue admirable: «No tengo ni idea, ese tema lo desconozco». Recordar que el turismo representa el 15% del PIB catalán. Ya ven cómo este dirigente, otros muchos van de pueblo en pueblo y de programa de TV3 en programa, va convenciendo al pueblo del cielo en la tierra del que gozarán una vez libres del yugo español y desconocen todo sobre uno de los sectores que más ingresos reportan a Cataluña. El fortunón que lleva gastado la Generalitat en esas especies de embajadas autonómicas, los fondos en pagar lobbys poderosos, las visitas del propio Mas a Estados Unidos para tener algún respaldo político en USA, todo para nada. El honorable no ha conseguido ser recibido ni por un funcionario de tercera categoría. Por eso, poniéndome en su piel –por cierto, qué malestar–, entiendo los dolores de barriga que el malo de Arturo habrá sufrido viendo al Rey de España departiendo con el emperador Obama. Para purgante, el aviso a navegantes del presidente: «España fuerte y unida». El chiste del día. Veía ayer en «Sálvame» a la siempre pintoresca Karmele Marchante. Verán mi generosidad al calficarla. Esta señora en la Diada, que ya hace tiempo que pasó de ser el día de los catalanes a ser sólo la fiesta pro independencia, vestida de bandera estelada y cogidita de la mano de ese hombre de apariencia picassiana, llamado Junqueras, máximo pontífice de la liturgia separatista. Supongo el sufrimiento que lleva padeciendo desde hace más de 40 años que lleva instalada en Madrid trabajando en TVE, A3, Canal Sur, telemadrid, ganando mucho dinero. Cuánto la hemos hecho padecer España y los españoles. Pero ella tiene alma de mártir. Por eso una vez que se ha quitado el traje bandera, se vuelve a Madrid a seguir sufriendo.