Restringido
Temas de fondo (V): Populismos
«Los populismos aman tanto a los pobres que los multiplican y ellos, de paso, roban». Esta sentencia, si es que se puede denominar así, se la escuché hace pocas horas a un taxista de Buenos Aires, ciudad en la que me encuentro. Algo de credibilidad habrá que dar a tal afirmación, porque en Argentina son más que expertos en populismos de todo tipo. En los últimos años, este fenómeno se ha extendido como la espuma por algunos países miembros de la Unión Europea (UE), como consecuencia en gran parte de la crisis económica. España no es inmune a esta corriente. Para comprobarlo no hay más que leerse algunos capítulos de los programas electorales que se han presentado en las últimas fechas de cara a la cita con las urnas del próximo 26. Se habla de aumentar el gasto: habrá más dinero para los desfavorecidos, pobres, parados y los que menos ganan y, al mismo tiempo, se anuncian más impuestos para los ricos, empleados y la cada vez más menguante clase media. En fin, algo que ya se ha visto a lo largo de la historia. El gran problema es que hay amplias capas de votantes que están desesperadas y compran esta mercancía, tantas veces utilizada con resultados nefastos. Para que haya más gasto público, el dinero debe salir de algún lado. Existen tres posibilidades: el incremento del déficit público, algo impensable en estos momentos por las obligaciones con Bruselas; el recurso a la deuda pública, que ya se ha disparado a lo largo de los últimos años con el Gobierno del PP, por lo que no tiene mucho recorrido; por último, queda la subida de impuestos, pero las ubres de la vaca están muy ordeñadas también y no creo que den para tanto. Si alguien se quiere dejar engañar por cantos de sirena es muy libre, pero teniendo en cuenta que, lo imposible, es imposible, y que nadie da duros a cuatro pesetas.
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