La amenaza yihadista
«Tenim por»
La tragedia de Barcelona y de Cambrils fue responsabilidad exclusiva de los asesinos yihadistas que intentaron una masacre de proporciones dantescas y que terminó con el asesinato de 16 personas y decenas de heridas. Sin querer quitar un ápice de culpa a los responsables del crimen; por cierto, todos ellos jóvenes criados en Catalunya y formados en las madrasas nacionalistas en que ha convertido la enseñanza pública; el atentado está siendo utilizado soezmente por los dirigentes separatistas para demostrar al mundo la capacidad de gestionar una crisis, y que una Catalunya independiente tiene mayores garantías de honestidad y transparencia que la corrupta España. Sin embargo, a medida que van pasando los días y la investigación periodística avanza, una larga lista de chapuzas perpetradas por la cúpula de los Mossos se va descubriendo y la zozobra entre los catalanes y la indignación entre todos los españoles aumenta de forma alarmante. El 25 de mayo de este año, los servicios de inteligencia de Estados Unidos contactaron con los Mossos para transmitirles una información confidencial y muy relevante: los indicios recabados por la CIA, apuntaban a que el Estado Islámico planeaba atentar este mismo verano en «zonas turísticas muy concurridas» de Barcelona, y «específicamente en la Rambla», y además el «National Counterterrorism Center» trasladó esta misma información, con idéntico texto y el mismo 25 de mayo, al CNI y a las fuerzas de seguridad del Estado. La Policía Nacional fue la encargada de compartir esta comunicación con el comisario de Información de los Mossos, cosa que hizo, según fuentes oficiales, «esa misma semana». O sea que la Inteligencia de EE UU contactó directamente con los dirigentes de los Mossos, que la Policía Nacional también explicó a los dirigentes de los Mossos la que se avecinaba y que la advertencia era «específicamente en Las Ramblas».
Hace un año, el comisario en jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero, disfrazado con guayabera hawaiana, ejerció de cocinero en una fiesta veraniega en la Costa Brava, en compañía de conocidos periodistas de TV3, algún actor del régimen, el ex presidente del Barça Joan Laporta y el presidente de la Generalitat entre otros muchos. El fiestón, profusamente divulgado por los asistentes, estuvo organizado por Pilar Rahola, y donde ondearon sin pudor banderas esteladas y consignas de marcado carácter separatista. En estos últimos días hemos vivido en Cataluña la absurda santificación del mayor Trapero, un héroe del nacionalismo catalán, al que quieren convertir en el personaje clave el 1 de octubre, cuando los Mossos reciban el requerimiento judicial de retirar las urnas ilegales con las que quieren organizar una performance de referéndum. Probablemente aparecerán nuevos datos sobre el comportamiento sectario de la cúpula policial catalana, de cómo actuaron en la gestión de la explosión de Alcanar, de la información recibida y no compartida; pero sobre todo nos alarmaremos de la enorme incompetencia de unos mandos policiales que nos deberían proteger de unos delincuentes golpistas que pretenden saltar la legalidad. «Tenim por» (tenemos miedo) de esta gente que les importa un bledo los muertos y sólo quieren su estado para seguir medrando.
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