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¡Todos en tanga!

La Razón
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Me acongoja lo del tanga, porque uno no tiene ya hechuras para pasearse con tan exigua indumentaria. No se ría, porque vamos todos en el paquete y como se empeñen en decretar que es obligatorio el traje de baño versión «hilo dental» en playas y piscinas públicas ya puede empezar usted a hacer dieta y gimnasia.

Por grotesca que sea la normativa, la sacan adelante. Y sin excesivas resistencias, porque la sociedad española se traga cualquier cosa y los del PP y Ciudadanos, que parecen conservar cierto sentido común, optarán por colocarse de perfil, «para evitar crispaciones». La ensalada «progre» formada por PSOE, Podemos y Més, que gobierna Baleares, ha decidido prohibir las corridas de toros tal y como se celebran en España. Para no topar con el Constitucional, que tumbó la ley antitaurina en Cataluña y enterró el anterior intento del Pacte de abolir la tauromaquia en las islas, optan de momento por prohibir las banderillas, el estoque, la bota de vino y reducir la lidia a diez minutos por astado y a un máximo de tres animales. El siguiente paso, dada la proclividad al esperpento de esta tropa, será que en lugar de toros se capeen carneros. Y lo tremendo, por estrafalario que resulte, es que tienen bastantes probabilidades de salirse con la suya. En eso y en cualquier cosa. El Gobierno socialista de Aragón, con el apoyo de Podemos, la Chunta Aragonista e IU, anuncia que multará con 150.000 euros a quien cante el «Cara al Sol» y aquí no rechista ni el chato, por temor a que le llamen facha. No entra el himno falangista en mi «hit parade» personal, pero me pregunto si sería constitucional imponer sanciones a quienes entonen la Internacional Comunista. Es chocante que en un país donde hemos visto en televisión a partidarios de ETA vociferar el «Eusko Gudariak», agarrados a una pancarta exigiendo la liberación de los asesinos terroristas, sin que juez alguno haya movido un dedo, puedan empitonar a un anciano nostálgico por gritar «¡Viva Franco!». Alegan que la referencia al dictador puede ser ofensiva para las víctimas de la Guerra Civil. Y me pregunto si Alfonso Ussía se acordó mucho de su abuelo en 2012, cuando el Ayuntamiento de Madrid, gobernado entonces por el PP con mayoría absoluta, aprobó dedicarle a Carrillo una calle. El abuelo de Ussía se llamaba Pedro Muñoz Seca, tenía 9 hijos, era un genial dramaturgo y fue uno de los 5.000 españoles fusilados en 1936 en Paracuellos, en las 23 sacas de presos ordenadas por Carrillo. ¡Todos en tanga!