Andalucía

Un amor académico y cum laude

La Razón
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Las generaciones más preparadas de la historia necesitan aprender en qué consiste el amor. Están la lengua, las matemáticas, los idiomas y, por fin, las artes amatorias. Ya era hora. En la patria de Don Juan, San Valentín ha quedado como un paria que pide vergonzantemente besos en forma de calderilla y regatea cachivaches en los grandes almacenes. Salta a la vista la degeneración. Hasta no hace mucho el amor fue una cosa de cortesanos, los únicos que podían permitirse guiños licenciosos; de un tiempo a esta parte, sin embargo, las democracias han extendido el derecho al querer ideal y disipado. Amar por necesidad, para el orden, ha quedado reducido a los cuentos de los abuelos de provincia. Y aquí irrumpe la Universidad de Granada, en una de esas ideas sólo accesibles a las cátedras de la Academia, para organizar un seminario con el sugerente título de «Odio San Valentín». El objetivo, citan las sexólogas que organizan del taller, se centra en «romper con los mitos del amor romántico» que conducen al mantenimiento de «conductas de dependencia» y las consecuentes «frustración e inseguridad emocional». Antes, como glosó el poeta José Miguel Ullán al respecto de una copla habanera, «los tortolitos hacían su nido pajita a pajita», pero la sociedad de hoy pretende que los jóvenes retomen la construcción de nidos letrita a letrita (de hipotecas). Y pañal a pañal. A ver, si no, cómo se va a mantener el sistema de pensiones. Por ahí va la historia. El amor también se enseña, sobre todo si es un amor verdadero, cuyos misterios guardan las sexólogas de la universidad granadina. Por este camino, más que recitar poemas de Petrarca, mostrar la nómina o revelar virtuosas herencias genéticas, los jóvenes lucirán para ligar créditos universitarios. De cum laude.