Política

España

Un año muy difícil

Un año muy difícil
Un año muy difícillarazon

Estamos ante un año de una gran intensidad electoral. La legislatura está amortizada, para lo bueno y para lo malo, ya que los próximos meses serán un mero trámite aunque se aprueben algunas normas legales que están pendientes. Los dos grandes partidos se juegan mucho en las cuatro consultas y cada una de ellas influirá, como es evidente, en las siguientes. El ciclo de recuperación económica beneficia a Rajoy, aunque no con la intensidad que le convendría si las generales fueran el próximo año. Tanto el PP como el PSOE tienen que recuperar a su electorado. El Gobierno de Rajoy ha tomado muchas decisiones impopulares y ha quedado la percepción, aunque sea falsa, de que no ha cumplido su programa electoral. La realidad es que lo ha hecho en más del 90 por ciento. Las percepciones son muy importantes en política, porque no es la sala de un tribunal de oposiciones, donde sólo importa responder con acierto las preguntas. La política son sentimientos, ideología, compromisos y muchas otras cosas que en ocasiones ignoran los asesores. No es vender un producto de forma técnica, porque existen unos valores implícitos que es preciso conocer. Rajoy ha sido un gran presidente, aunque ha cometido, como es lógico, errores, porque sólo un necio creería lo contrario.

Hay mucho partido por jugar, pero el PP no conseguirá la victoria si no sale a ganar. Los dos primeros años podía aceptarse que era más conveniente centrarse en emprender las reformas necesarias para lograr que España no pidiera el rescate. No se entiende tanto que la comunicación se mantuviera en un segundo plano el año pasado. Ahora el reto no es mirar a los errores sino ofrecer un balance real de una gestión política que ha sido un éxito, como reconocen el resto de países y los organismos internacionales. Rajoy es un político serio, honrado y eficaz que puede conseguir una clara victoria tanto en las autonómicas y municipales como en las generales. Lo primero es ilusionar a los militantes, y no basta con esgrimir que puede llegar Podemos y que, por tanto, no hay otra opción que votar al PP. Es un grave error.

La fuerza de Rajoy es su seriedad y eficacia, porque siempre ha acertado en los diferentes cargos que ha ocupado a lo largo de su carrera política. Nunca conseguirá convencer a la izquierda. No importa. Lo fundamental es recuperar los más de diez millones de votantes que confiaron en él en 2011 y a los que puede demostrar que ha cumplido sus compromisos. No hay que olvidar que el más importante era sacarnos de la crisis. Tras estos años de duras reformas estructurales que necesitaba la economía y la sociedad española, así como de recortes que no han afectado al Estado del Bienestar, aunque la izquierda persevere en sus mentiras, ahora es el momento de presentar un nuevo proyecto que ilusione a los votantes de centroderecha.

Hay muchos factores que jugarán a su favor, aunque es cierto que los viejos escándalos de corrupción estarán muy presentes. La lentitud en los procesos perjudica tanto al PP como al PSOE pero aunque sean muy llamativos, la realidad es que la inmensa mayoría de sus dirigentes es gente honrada que trabaja con abnegación para defender sus ideas. No se puede descalificar frívolamente lo que algunos denominan el sistema, porque ha permitido que España haya vivido una intensa etapa de desarrollo social y económico. El reto de Rajoy es ofrecer un proyecto que comporte continuar con las reformas y lograr el marco para que nuestra economía regrese al pleno empleo.