Carmen Enríquez
Un cambio radical
De pie, sin ayuda de muletas, sonriente, más delgado, sin tensión ni gesto alguno de dolor. Así apareció el Rey ayer por la mañana ante las cámaras que captaron el encuentro con el escritor José Manuel Caballero Bonald, en su primera actividad pública después de mes y medio de intensos ejercicios de rehabilitación. Un esfuerzo destinado a recuperarse plenamente de las dolencias de columna que le llevaron a pasar por el quirófano el pasado mes de marzo en la madrileña clínica La Milagrosa.
Del rostro y el cuello del Jefe del Estado han desaparecido la hinchazón y el enrojecimiento provocados por la medicación que tenía que tomar para aliviarle los fuertes dolores de espalda que sufría antes de la intervención quirúrgica. Y lo más importante, Don Juan Carlos hizo gala de nuevo de su sentido del humor al recibir al escritor galardonado con el Cervantes con la frase «estás mucho mejor que yo», cuando todo el mundo sabe que Caballero Bonald le lleva diez años al Monarca.
Lo que nos han venido diciendo los responsables del Gabinete de Comunicación del Palacio de la Zarzuela, que el Rey estaba mejorando sensiblemente y que esperaban que se incorporara a mediados de mayo a sus actividades oficiales, era totalmente cierto. No es que hubiera desconfianza, pero hoy hemos visto que el cambio es tan radical como el que diferencia la noche del día.
La imagen que hemos percibido hoy del Monarca nada tiene que ver con la anterior a la operación, en la que veíamos a Don Juan Carlos muy disminuido en sus movimientos y con un rictus de dolor permanente en su rostro. Esta vez, el Rey prefirió hacer caso de los doctores y no adelantar acontecimientos que le llevaran a otra recaída. Para poder dirigir de nuevo el timón del Estado.
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