Lucas Haurie
«Váter gate»
El periodista Pedro de Tena, el más hábil escrutador de las cloacas del régimen andaluz, revela una historia fascinante. Raúl Perales Acedo no es un cualquiera. A ver, puede que no sea un prohombre pero tampoco es un cualquiera, porque procede de una de las familias que, a través de Cosa Nostra, digo a través del PSOE-A, saquea Sicilia, digo Andalucía, desde hace tres décadas. El clan de Alcalá de los Gazules, al que pertenece el pelafustán, fue el que le colocó a Zapatero de ministra a esa calamidad intelectual que respondía por Bibiana Aído: es su jugarreta más conocida, pero no la más grave. Este tal Raúl es director general de uno de los siete millones de organismos superfluos de la Junta y la semana pasada se mudaba de despacho. Pues resulta que, en su locura de tiranuelo consentido, ordenó que desmontasen el inodoro de la nueva sede para que le fuera instalado el váter que usaba con carácter exclusivo. Culo exquisito. Pero no es tan grave que un zote pretenda tener en la Administración el comportamiento de un sátrapa bananero como que la maquinaria que sufraga el ciudadano mediante impuestos confiscatorios le conceda el capricho. Y eso sucede porque en el negociado que dirige Raúl (y en tantos otros con centenares de minirraúles al frente) no trabajan servidores públicos, sino que pacen estómagos agradecidos que deben su sueldo exclusivamente al servilismo lacayuno con el que sean capaces de lamer las botas de su inmediato superior. Una perfecta estructura piramidal basada en el miedo y el vasallaje, y sustentada por esa fidelidad que genera una cuenta corriente saneada. Cualquier parecido, así, con una democracia es mera coincidencia.
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