Manuel Coma

Venezuela, como Corea del Norte

La Razón
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A quienes se interesen por Venezuela y se preocupen, o incluso angustien, por el aciago destino que se ha cernido sobre nuestros hermanos de allá, les recomiendo que escriban en su navegador esta dirección URL http://www.crisisgroup.org/~/media/Files/latin-america/venezuela/b033-venezuela-unnatural-disaster-spanish.pdf y descarguen, gratuitamente, el informe de 18 páginas en español, en formato en PDF, o al menos el resumen introductorio en dos en http://www.crisisgroup.org/en/regions/latin-america-caribbean/andes/venezuela/b033-venezuela-unnatural-disaster.aspx?alt_lang=es&utm_campaign=website&utm_source=sendgrid.com&utm_medium=email, titulado «Venezuela: Un desastre evitable» (en inglés «no natural») que el 30 de julio publicó el International Crisis Group, (ICG), con sede en Bruselas, un importante y muy serio think tank (centro de estudios), internacional, no belga, especializado en documentar y analizar situaciones de crisis y conflicto en todo el mundo, que cada año publica docenas de documentados y muy profesionales informes sobre circunstancias de ese tipo en todos los continentes, en los que sus esfuerzos por ser objetivos pueden estar matizados por su vocación de neutralidad y las indispensables cautelas diplomáticas debidas a las condiciones extremas en que tiene que trabajar. Por ello es mejor leer la versión original en inglés, en la que se basarán las citas que aquí se hagan, porque la española está bastante dulcificada, sin duda tratando de conseguir una impensable autorización para difundirla en el país o al menos evitar el bloqueo del acceso de los investigadores a las variadas fuentes a las que recurren. Los ministros de Sanidad y Alimentación de Venezuela se negaron a recibirlos.

Es la tercera vez que desde el 2013 el ICG se ocupa por extenso de Venezuela, y en este tercer informe empieza mencionando «el deterioro acelerado de la crisis política del país» para luego, a lo largo de sus páginas, desarrollar tres temas: «La emergencia médica», «El declive de la producción en medio del colapso económico» y «Pobreza y hambre». Nos alerta sobre la inminente crisis social (en español, «problema») que puede convertirse en desastre humanitario (en español, «crisis») con un impacto sísmico en la sociedad y (en español suprimido) en los vecinos, consistente en la «abrupta caída de los ingresos reales y la marcada escasez de alimentos de primera necesidad, medicinas y otros productos básicos, junto con el colapso de los servicios sanitarios... resultado de malas decisiones políticas, incompetencia y corrupción». Esta triple causalidad reaparece continuamente y sin paliativos a lo largo de todo el estudio, el cual no entra en el origen de esas malas decisiones, que deben atribuirse a delirios ideológicos y rabiosos sectarismos, si no estrictamente importados, al menos sistematizados y publicitados por jóvenes agitadores universitarios españoles remunerados por el régimen.

Aunque el deterioro se ha acentuado en el último año con la caída de los precios del petróleo, el informe advierte de que los síntomas de decadencia económica venían ya de atrás. Sin duda, aunque el ICG se guarde de decirlo, la ya desastrosa herencia de Chaves, que fue estrangulado la gallina de los huevos de oro negro en el duodécimo productor del mundo, con las mayores reservas, y había ido violando las leyes de la racionalidad económica, herencia gestionada por el todavía más incompetente Maduro y en circunstancias económicas internacionales menos favorables, ha llevado al desastre actual que sitúa al país al borde de la catástrofe sobre la que el instituto de Bruselas trata de prevenirnos. En la inflexión hacia abajo fue decisivo el incremento disparatado del gasto público, con vistas a las elecciones del 2012, que ha llevado a uno de los déficits fiscales mayores del mundo, de al menos el 20% del PIB, el cual se prevé que se contraiga un 7% este año, tras haberlo hecho un 4% el anterior, con probable quiebra del país en el próximo.

Profusas y arbitrarias expropiaciones de tierras y empresas, férreos controles de precios y tipos de cambios de moneda totalmente irrealistas han llevado al agotamiento de reservas y a enormes deudas, con la perspectiva de llegar próximamente a una inflación de tres dígitos (este último punto omitido en español). «Quienes más han sufrido las consecuencias son los pobres, que dependen de bienes subsidiados para los que a menudo han de hacer colas de horas, sin garantías de obtenerlos». Durante meses desaparecen medicamentos indispensables para la supervivencia de los enfermos que los necesitan. El sistema hospitalario está colapsado por falta de suministros de todo tipo y miles de médicos y otros sanitarios renuncian debido a las pésimas condiciones de trabajo. Se espera que el país no esté todavía al borde de la hambruna, pero posiblemente sí de la desnutrición crónica, con las repercusiones que eso tiene en la morbilidad de la población, incluyendo el desarrollo de enfermedades contagiosas que podrían desbordar sobre los países vecinos. Este ambiente parece propicio para el crecimiento de la violencia criminal y política, lo que también podría amenazar a los países del entorno.

El International Crisis Group da siempre consejos para resolver las crisis de las que se ocupan. Suelen ser muy razonables pero totalmente utópicos. Si las fuerzas políticas locales y la comunidad internacional pudieran aplicarlos, el problema se solucionaría, pero si esa posibilidad existiese, los angustiosos problemas nunca habrían originariamente surgido. Digamos, en todo caso, que España y Portugal, con EE UU, deberían incitar a los países latinoamericanos a legitimar una enérgica toma de cartas en el asunto, y a la UE, como mínimo, a prestar una decidido apoyo declarativo a esas acciones. Se debería, pero no se hará.