Iñaki Zaragüeta
Vileza contra Rita
Espero y deseo que haya sido un gesto de enorme mal gusto por parte de un descerebrado el que envió a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, un sobre con una bala en un claro propósito de amedrentarla, aterrarla y, si pudiera ser, retirarla de la Cosa Pública, en la que tantos disgustos ha dado al resto de partidos, especialmente a la izquierda con seis victorias electorales consecutivas. Pero, independientemente de que el hecho constituya o no un peligro real, no tiene justificación alguna.
Quiero rechazar que el protagonista de la fechoría la tenga en su punto de mira como objetivo criminal, pero en España hemos sufrido demasiada atrocidad sangrienta como para tomarlo a broma, y menos en unas jornadas con la ferocidad yihadista de protagonista.
Quiero pensar que el autor de semejante disparate no pase de ser el irresponsable de una imbecilidad, y no otra cosa.
Quiero repeler la tentación de interpretar partidistamente la mezquindad, a pesar de los mensajes que leemos en las redes sociales de algunos radicales de izquierda no sólo contra el PP y sus dirigentes, sino contra sus votantes, como hace unos días publicaba LA RAZÓN.
Quiero recordar que llueve sobre mojado, que Rita ya ha sido destino de mensajes callejeros, a la puerta de su casa particular, deseándole la muerte. Tampoco quiero obviar el especial significado que la alcaldesa valenciana tiene para todo el concierto político español.
Me entristeció ayer la ausencia de comunicados contra la amenaza a Rita por parte de partidos y políticos, especialmente del PP valenciano. ¡ Tan sólo Toni Cantó ( UPyD) lo hizo en twitter!
El anonimato no puede convertirse en instrumento delictivo. Nunca. Por ello, espero y deseo que la Policía descubra al culpable. Así es la vida.
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