María José Navarro
Yo, Leonor
A mí es que me van a quitar la vida, eh. Se despista una un momentillo y en cuanto te das la vuelta, zas, ya te han hecho la trece catorce. El lunes se despertó mi padre con ganas de pegar una campanada gorda y se sacó de la manga, para empezar, que las vacaciones van a ser poner un pie en Mallorca durante diez minutos y vuelta a la casita esta de Madrid que tenemos decorada con estilo remordimiento español. Que las vitaminas del sol son muy buenaaas, he dicho poniendo la cara del gato de Shrek Ni caso. Mi madre me ha comprado veinticinco cuadernos de esos de Conocimiento del Medio y el veranito que me van a hacer pasar va a ser pa verlo. Aquí ya no hay dinero para nada. Aquí ya no se puede tener un caprichito, ni un antojo, ni llorar para que te inflen a chuches. Aquí me temo que vamos a acabar comprándome el traje de comunión en un Cash Converter o en El Piojito de Cádiz. Eso sí, hay un punto en el que estoy totalmente de acuerdo con mi padre: no podemos trabajar. Y ahí yo soy radical, como lo ha sido esta familia desde tiempos inmemoriales. Lo mío quiero que sea figurar, que me gusta mucho más. Así que otra cosa que le tengo que agradecer al Tito Iñaki. Eso y tener unos primos muy monos y rubios pero a los que no sé distinguir. No sé quién es uno y quién es otro. ¿O son tres? Bueno, que me voy, que tengo solfeo. Tocando la flauta en vez de estar gastando dinero. Eso sí, a la que se descuiden, la hucha acaba en Andorra.
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