María José Navarro
Yo, Leonor
No sé si han visto Vds. al abuelo navegando con garrota. Es un figura. Ahí lo tienen, como un chaval, surcando los mares de nuevo. Pero una cosa les voy a decir: es mejor amigo que navegante incluso. Ya han podido comprobar que fue decir el hombre que tenía el gusanillo de volver a la mar ahí dando guerra y le faltó tiempo a su pandilla para poner un fondo a escote y comprarle el velerito. Que es una cucada, por cierto, y en el que parece complicado que el abuelo se estozone porque ni resbala ni nada. Bueno, vamos a ver, que ya les veo de uñas. No es que se lo hayan regalado, es que el dueño tiene tantos que se lo presta para que el abuelo no se aburra. Porque el abuelo no ha sido, ¿eh?, que desde el elefante lleva una vida que ríete tú de los monjes de La Trapa. Que es que son Vds. muy corrosivos, coñe. Ha pasado lo mismo con la invitación al Coleta. Que ya pensaban que se nos había olvidado aposta invitarle a lo de mañana y resulta que no, que le mandamos un mail pero al que estaba petao. Y fue mi culpa. Le dije a mi madre oyes, mándaselo a éste que es el que uso yo para proponerle cosas. No cayó bien, para qué les voy a mentir. Altibajos se me puso como loca, dando paseos por la casa que aquello era El Látigo de las ferias, llamando a mi padre sin parar Felipe, esta chiquilla me va a quitar la salud. Total, que llegó mi padre de la oficina y me llamó al despacho ese tan moderno que tiene que me da un miedo que me mata. «Cariño, sabes que me puedes contar cualquier cosa, incluso que te escribes con Podemos». Ojo, que yo no me escribo, que sólo intercambio opiniones con los camaradas. Me voy, que tengo zumba.
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