La situación

Diplomacia o populismo

«En lugar de realizar la tarea diplomática que se espera de un estadista, hemos asistido a un nuevo episodio populista»

El presidente necesitaba que el foco del debate nacional dejara de ser la amnistía, aunque solo fuese durante unos días. Su maquinaria monclovita se puso a funcionar y concluyó que una buena crisis diplomática podía ser la solución. Y lo ha sido: nuevo éxito del equipo presidencial.

El horror provocado por la masacre de Hamás en Israel el 7 de octubre ha derivado en una guerra cruel, como lo son todas. El conflicto entre palestinos e israelíes es un arcano nunca resuelto, quizá porque sea irresoluble. Pero la comunidad internacional se ha comprometido, al menos, a darle una pausa. Y, en esas, se hizo presente en Israel el presidente de turno de la Unión Europea (uno de los últimos líderes en hacerlo, por cierto), recién investido presidente del Gobierno español, para realizar su labor más antidiplomática. Porque los países amigos se sinceran, pero en privado, no delante de las cámaras y los micrófonos, como hizo Pedro Sánchez con el muy mejorable primer ministro israelí Netanyahu. Si se fustigan en público, eso significa que no hay intención de mantener esa buena relación y, como consecuencia, dejan de ser interlocutores válidos el uno para el otro. España ya no lo es para Israel.

En lugar de realizar la tarea diplomática que se espera de un estadista, hemos asistido a un nuevo episodio populista, cuya voluntad no era ser parte de la solución en Oriente Medio, sino ganar batallas en la política interna. Si la oposición acosa al gobierno con la amnistía, el gobierno responde colocando a la oposición en el lado de los genocidas. Otra muesca en el revólver, aunque el precio sea deteriorar por mucho tiempo las relaciones con Israel –único país democrático de la zona–, mientras se recibe el elogio de los terroristas de Hamás y se visita cordialmente al dictador egipcio.

En la política pequeña todo es local y nada es global. Convertir a España en el campeón de los países antiisraelíes reagrupará a las fuerzas de la izquierda que se sienten hostigadas por la derecha con la polémica de la amnistía, pero no salvará la vida de un solo israelí ni de un solo palestino.