Presidencia del Gobierno
Al PSOE se le agotan los plazos
Parece claro para cualquier observador avisado que los últimos movimientos internos del PSOE tienen un propósito primordial –arrostrar un proceso de regeneración que devuelva el partido a la centralidad de la socialdemocracia– para el que se hace imprescindible disponer de un periodo de tiempo de relativa tranquilidad política. Es decir, que es preferible que gobierne Mariano Rajoy, al menos una primera parte de la legislatura, antes que afrontar un nuevo proceso electoral, con las bases y las direcciones federales divididas, sin un candidato claro y con la ciudadanía responsabilizando directamente a los socialistas de la repetición de elecciones. Hasta aquí, la solución que propone de forma tácita la nueva gestora –la abstención en una hipotética investidura del candidato popular– cumpliría perfectamente con el objetivo, pero parece mucho más fácil plantearla que conseguir los apoyos necesarios. Entre otras cuestiones, porque la decisión del «no es no» a Rajoy no fue sólo cosa del destituido Pedro Sánchez, sino que se tomó por unanimidad en el Comité Federal en diciembre de 2015 y se ratificó en junio de 2016. Ahora hay que desdecirse y, como es lógico, crecen las resistencias. Con el problema de que se agotan los plazos. Hay errores, –y ese «no» sectario lo fue– que son difíciles de soslayar.
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