Caixabank

Caixabank y la estabilidad rota en Cataluña

La Razón
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Una de la imágenes que con más fidelidad refleja el grave daño que los separatistas están causando a Cataluña se vio ayer en Valencia, con la presentación de los resultados trimestrales –por cierto, magníficos– de CaixaBank. La gran entidad financiera española confirmó que el traslado de su sede social a la ciudad del Turia no es temporal y su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, explicó la decisión en causas «exclusivamente técnicas», ante la «intranquilidad y los nervios» que estaba generando entre su clientela la situación de Cataluña. Ahora, una vez recuperada la confianza de sus clientes y, con ella, los depósitos inicialmente perdidos, CaixaBank confía en una pronta resolución de una crisis que, de prolongarse en el tiempo, podría causar muchos perjuicios a la economía española. En este sentido, es preciso llamar a la responsabilidad de todos los ciudadanos, no sólo la de los políticos, para que se mantenga la sensatez frente a los numerosos llamamientos de boicot a las empresas radicadas en Cataluña. No sólo es una ofensa para todos aquellos catalanes que no comulgan con las piedras del separatismo y que merecen la solidaridad de sus compatriotas, sino que provoca daños indiscriminados en todo el tejido productivo español. Hay que recuperar la estabilidad extraviada en Cataluña, que ha obligado a muchas empresas a cambiar de sede, porque en ese envite también está en juego el crédito de España como nación.