Cataluña
Compromiso de los empresarios
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha querido dar una dimensión estratégica al encuentro mantenido ayer en Moncloa con el Consejo Empresarial para la Competitividad, entidad que integra a los principales empresarios de España, desde el convencimiento de que la inestabilidad política que genera el desafío separatista en Cataluña puede poner en riesgo el proceso de recuperación económica, que se encuentra en un punto de inflexión positiva. Así, Rajoy ha pedido a los dirigentes de las grandes empresas españolas que mantengan, como hasta ahora, su compromiso con el futuro de la nación y contribuyan a hacer visible la pluralidad de la sociedad catalana y sus lazos con el resto de España, frente al despropósito estéril que supone el empeño de Artur Mas y sus socios de ERC. Es evidente que el prestigio del que gozan las grandes empresas españolas, muchas de ellas en posiciones punteras a nivel internacional en sus respectivos sectores, representa un caudal inapreciable para desactivar un discurso rupturista, basado en argumentos maniqueos y victimistas, y que ponga de relieve el enorme perjuicio que acarrearía para el conjunto de los ciudadanos la quiebra de una realidad histórica multisecular, como representa la Cataluña integrada en España. Aunque con notables excepciones, el mundo empresarial ha procurado, hasta ahora, mantener las distancias con el conflicto suscitado por los dirigentes nacionalistas catalanes, sin duda, desde la postura, perfectamente entendible, de que no era oportuno alimentar dialécticamente un proceso, en principio, ajeno a su campo de actuación. Pero la evolución de los acontecimientos, muy condicionados por una actitud cerrada de la Generalitat, que hurta a la opinión pública la realidad de lo que está en juego, obliga a coordinar los esfuerzos de todas las instituciones en defensa del bien común. Por supuesto, no se trata de caer en el extremo contrario, arrojando sobre los catalanes la amenaza de todos los males del infierno –actividad en la que se de- senvuelven con notable soltura los separatistas–, sino de plantear serenamente los riesgos del envite y, sobre todo, destacar la realidad de una España democrática, descentralizada y plural, que está llevando a cabo, con notable éxito, una empresa que no hace mucho parecía imposible: recuperar su propio destino. Y si en este éxito han tenido una participación relevante instituciones como el propio Consejo Empresarial de la Competitividad, que ha sido uno de los principales impulsores de la Marca España, nada permite suponer que no puedan contribuir con la misma eficacia a resolver un problema que tanto compete a todos. En definitiva, a resaltar la verdad de los hechos, frente a la fuga de la realidad que parece embargar todo el proceso separatista.
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