Elecciones
Demonizar a Trump ya no sirve de nada
Escarmentados con la victoria del Brexit en Reino Unido, los mercados internacionales han reaccionado con pavor a las últimas encuestas electorales publicadas en Estados Unidos, que pronostican un empate técnico entre el candidato republicano, Donald Trump, y la candidata demócrata, Hillary Clinton. Todas las bolsas importantes –Nueva York, Fráncfort, Madrid, Londres, Milán, París– han sufrido caídas no vistas desde agosto pasado y el dólar se ha depreciado al mismo ritmo que el barril de petróleo. Es decir, el fantasma de una victoria de Trump augura un estancamiento de la economía norteamericana, con las inevitables repercusiones en el resto del mundo. El problema es que nadie se atreve a descartar el triunfo de Trump, un populista que ha tocado la fibra nacionalista y victimista de las clases medias blancas estadounidenses y que, por lo tanto, se inscribe en los movimientos del mismo cariz surgidos en Europa tras la grave crisis económica y el fenómeno migratorio. Un voto simplista, anclado en el miedo de muchos sectores socialies ante un mundo cada vez más interdependiente, al que no se combate sólo con la demonización personal de los candidatos del populismo. Trump es, objetivamente, un peligro potencial por lo que no sabe y por lo que cree que sabe. Ahí está la batalla.
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