El deber de preservar una alianza estratégica

España mantiene con Estados Unidos una relación privilegiada desde hace décadas como socios en una alianza estratégica que se nutre de intereses convergentes y principios comunes. Ambos países se han beneficiado de forma extraordinaria de esa colaboración entre las distintas administraciones que han pasado tanto por el Palacio de La Moncloa como por la Casa Blanca. Esa sintonía sólo se vio interrumpida en la etapa de un gobierno socialista que se equivocó con gestos innecesarios que enturbiaron las relaciones con Washington. La llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos ha supuesto un sobresalto global que ha generado un escenario de incertidumbre a la espera de sus primeros movimientos internacionales. El Gobierno se ha mantenido desde el primer día con la actitud de socio leal y responsable que cabría esperar en una administración que pone por delante de cualquier otra cosa los intereses generales. El primer contacto formal entre Mariano Rajoy y Donald Trump debía servir, sobre todo, para constatar la voluntad de ambos países en mantener las excelentes relaciones habituales que tantos y tan óptimos réditos han proporcionado, y la disposición al diálogo para alcanzar nuevos acuerdos de colaboración en los distintos campos en los que compartimos intereses. La política internacional, las relaciones exteriores, tienen claves y pautas muy medidas, y nuestra diplomacia transita por ellas para servir al país y a sus ciudadanos. Nuestra alianza con Estados Unidos ha sido, es y debe seguir siendo clave.