Elecciones en Grecia
Grecia, otra vez en la cuerda floja
Que el propio ministro de Finanzas griego, Euclides Tsakalotos, haya reconocido por escrito que Grecia corre el riesgo de convertirse en un «Estado fallido», y no sólo económicamente, demuestra hasta qué punto eran vanos ejercicios de voluntarismo las promesas electorales de la izquierda populista que hoy gobierna el país heleno. Grecia está otra vez en la cuerda floja, a merced de la buena voluntad del Eurogrupo, que hoy debe decidir si se cree las cuentas que le ha presentado Atenas y, en consecuencia, aprueba pagar el tercer tramo del rescate de 80.000 millones de euros pactado con el Gobierno de Alexis Tsipras. A cambio, los griegos tendrán que aceptar una nueva reducción de sus pensiones de hasta el 30 por ciento y sufrirán un nuevo incremento de la presión fiscal. Aquellos lemas de campaña de que «paguen los ricos» se han transformado en la cruda realidad de nuevos impuestos generales para todos. Son las consecuencias de la demagogia, más graves cuanto se siembran sobre una ciudadanía inmersa en la penuria y el desconcierto. El anterior Gobierno, de centro derecha, había conseguido superar lo peor de la crisis, aunque a base de grandes sacrificios. Todo se fue por la borda tras los cantos de sirena de la izquierda populista y, otra vez, Grecia está en la cuerda floja.
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