Ley electoral

La apuesta es Mariano Rajoy

La Razón
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La fracasada intentona de Pedro Sánchez, y su coaligado Albert Rivera, por alcanzar la investidura se caracterizó, además de por conocer su desenlace antes de que arrancara la representación, por la obsesión de los dos aliados en jubilar a Mariano Rajoy. En el caso del presidente de Ciudadanos, llegó incluso a desafiar a los populares a promover el relevo del presidente del Gobierno como condición para un eventual compromiso. Recurrir a una suerte de chantaje no es una forma elegante de relacionarse en democracia, pero cada uno es preso de sus palabras y de sus actos. Que Albert Rivera pusiera el énfasis en prescindir del ganador de las elecciones y no tuviera remilgos en coaligarse con el responsable del peor resultado del PSOE no parece consecuente. El PP no tiene razones para prescindir de su principal activo, como es Mariano Rajoy, y debilitarse en una operación innecesaria y contraproducente para el interés general y el bien del partido, y que sólo beneficiaría a los perdedores. El PP debe mantener su rumbo, y conservar su mano tendida hacia PSOE y Ciudadanos con la esperanza de que el sentido común se imponga y salga adelante el único proyecto razonable y consistente a favor de España y los españoles. Si no es así, los populares están en su derecho de llegar a unas nuevas elecciones con Rajoy como referente. Se lo han ganado.