Caso ERE
La defensa de Chaves y Griñán no es creíble
No ha cambiado la estrategia de defensa de los expresidentes de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y José Antonio Griñán, a quienes se juzga por la trama de los ERE fraudulentos, pese a que ya fue rechazada por el juez instructor del Tribunal Supremo, Alberto Jorge. Insisten los acusados en cargar sobre el interventor general de la Junta, Manuel Gómez, que también se encuentra en el banquillo, la responsabilidad de los hechos por cuanto no les habría informado de las supuestas irregularidades. No es, por supuesto, lo que afirma el interventor, que, según su versión, elevó varios informes para advertir de lo inadecuado del procedimiento por el que se transferían los fondos de la Consejería de Empleo a una agencia pública cuya función era promover la investigación y el desarrollo en Andalucía y no la destrucción de empresas. Pero, además, con sus explicaciones, tanto Chaves como Griñán dan a entender que los funcionarios y cargos medios de la Junta actuaban por su propia cuenta, inmunes a cualquier control político, lo que no deja de ser un absurdo. Por supuesto, cada cual es libre de defender su inocencia como le parezca más oportuno, pero dice muy poco de quienes fueron dos de los líderes más importantes del socialismo español su incapacidad declarada para enterarse de lo que ocurría con una de las partidas presupuestarias estrella en sus respectivos gobiernos.
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