El desafío independentista

La reiteración en el delito de Junqueras

La Razón
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Comete el independentismo catalán un grave error de apreciación sobre los dirigentes del «proceso» encarcelados. No se tratan de «presos políticos», e insistir en ello es persistir en el delito. «No puede hablarse de presos políticos, pues nadie es perseguido por defender una idea, y el sistema permite la defensa de cualquier opción, ofreciendo cauces sobrados para sostenerla», dice el auto firmado por el ponente Miguel Colmenero. Por unanimidad, los tres magistrados de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo sostienen que hay indicios de que ha cometido delitos de rebelión, sedición y malversación y que existe un riesgo relevante de reiteración delictiva. Y añade: «No existe ningún dato relevante que indique de forma seria que el recurrente ha abandonado su pretensión de alcanzar la independencia de Cataluña mediante una declaración unilateral acompañada de movilizaciones populares que obliguen al Estado a aceptarla, con los consiguientes riesgos, ya concretados en el pasado inmediato, de que se produzcan nuevamente episodios de violencia o tumultos». Por lo tanto, la actitud de Oriol Junqueras supone «un hecho ilegítimo, gravísimo en un Estado democrático de Derecho», como es acabar con la legalidad vigente. El independentismo no acaba de comprender el problema real: la incitación al tumulto con la evidente finalidad de impedir la aplicación de las leyes por la fuerza tiene un coste. Ese es el motivo por el que el TS mantiene preso a Junqueras.