España

Un Gobierno de confrontación

Artur Mas ha diseñado un Gobierno de confrontación que no sólo augura tiempos de turbulencia institucional para España, sino que compromete seriamente el futuro bienestar de los catalanes. Como si estuviera atrapado en una tragedia griega, el presidente de la Generalitat de Cataluña, tan proclive a los símiles náuticos, dirige firmemente la nave hacia los acantilados, sordo a cualquier advertencia, por leal que ésta sea. No en vano, el núcleo del nuevo Ejecutivo catalán se conforma en torno a dos personajes, Francesc Homs, ascendido a conseller de Presidencia y Asuntos Exteriores, y Germà Gordó, designado para dirigir la Consejería de Justicia, que provienen del ala más separatista de Convergencia y que, en el caso del primero, ha llevado el peso de la propaganda nacionalista y del enfrentamiento con «Madrid».

No es difícil imaginar cuál es el papel que ambos van a desempeñar. Francesc Homs será el encargado de explicar la postura rupturista en el exterior, fundamentalmente, entre los socios de la Unión Europea, nada proclives a las fracturas territoriales en su seno, como ya ha explicado por activa y por pasiva la Comisión Europea. No es probable que Homs tenga éxito en su ignominiosa misión, pero, a base de caricaturizar a la España actual como un residuo dictatorial, exhibiendo una foto fija en blanco y negro por la que no hubieran pasado 35 años de democracia y libertades plenas, causará algún daño a nuestra imagen internacional, precisamente cuando más se necesita demostrar unidad en el esfuerzo para salir de la crisis financiera. Germá Gordó, por su parte, sustituye en la Consejería de Justicia a Pilar Fernández Bozal, abogada del Estado, que había sido designada por la UDC de Duran Lleida. Es la primera vez que un militante de Convergència ocupa esta cartera, lo que indica a las claras la intención de Artur Mas de cumplir el pacto con ERC sobre el referéndum ilegal. Llegados a este punto, conviene mantener la serenidad y confiar en que se impondrá la sensatez de la mayoría de los catalanes. El proyecto de Mas es un camino a ninguna parte que ahondará las dificultades económicas de Cataluña, que hoy por hoy es la comunidad autónoma con mayor nivel de deuda, y que repercutirá inevitablemente en el resto de España. Pero frente al desafío separatista, el Gobierno de Mariano Rajoy cuenta con la legitimidad constitucional, el respaldo de las leyes y los afectos compartidos con los catalanes. Instrumentos más que suficientes para reconducir una difícil situación que ha sido creada por los separatistas catalanes, que no por Cataluña misma. Conviene tenerlo muy presente ante la previsible oleada de demagogia y populismo que se nos viene encima.