Tribuna

Elecciones generales

Nuestro voto ha de buscar, por encima de todo, el bien común, y el bien común, en este caso, se llama y es España

La semana pasada en la convocatoria de elecciones municipales y algunas autonómicas con nuestro voto elegimos libremente nuestros representantes en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas: unos ganaron, otros perdieron.

Ahora, cuando muchos no esperaban ni imaginaban las fechas, hemos sido convocados a elecciones generales, a elegir nuestros representantes en los Órganos de dirección de la Nación, de España. Todos tenemos el derecho y el deber de elegir nuestros representantes, por medios ordinarios garantizados, aunque sean vacaciones o estemos desplazados, pero se ha de proceder con libertad, justicia, y verdad conforme a derechos. Esto es lo primero, y muy unido a esto nuestro voto ha de buscar, por encima de todo, el bien común, y el bien común, en este caso, se llama y es España, la integridad y totalidad de España, con sus raíces comunes, con su historia común, con un proyecto y una empresa común compartida, no intereses particulares, menos aún egoístas o, de suyo, excluyentes; no se han de propiciar otros intereses, por ejemplo de poder, de vanidad, autoritarios, de lucro, ideológicos; se ha de buscar y propiciar el bien de la persona integralmente considerada y de todas las personas sin exclusiones, singularmente de los pobres, descartados, el bien y protección de las familias y de la verdad de la familia, basado en el matrimonio monogámico entre un hombre y una mujer, el bien y protección de la mujer que incluye la identidad propia y la protección de la mujer, su defensa y sus derechos propios e inalienables, la vida y su integridad en todas las fases de su existencia humana, la garantía y defensa de los derechos humanos, constitucionalmente garantizados, el bien de la educación universal, gratuita y libre, en libertad, para formar hombres libres, críticos, conscientes y creadores; habremos de apoyar con nuestro voto a los que vayan en favor y propicien la paz, contra la guerra injusta, el terrorismo, el racismo, y también habrá que apoyar a los pueblos y zonas despobladas, a las naciones del tercer mundo que más nos necesiten; y que se posibilite y propicie la libertad religiosa, con todo lo que implica.

Esto sí que requiere un verdadero cambio cultural, social y político. Esto espero o esperamos no sólo de los políticos sino de todos los ciudadanos con derecho y deber de voto y confiamos que a nadie se le ocurra ninguna tontería que traería y llevaría consigo engaño, injusticia, división, enfrentamiento, privación de libertad y derrota de todos, de todo el pueblo español en sus diferentes lugares, clases, pertenencias, grupos y pueblos.

Que Dios y la santísima Virgen, Santiago Apóstol, nuestro Patrón, nos ayude a votar y votar bien en esta convocatoria de elecciones generales.