Cuartel emocional
Esta noche es nochebuena
Elena de Borbón, Infanta de España ha cumplido sesenta años y ha conseguido reunir a gran parte de su familia, cosa que es de aplaudir
Esta noche es nochebuena, y me pregunto si la ultraizquierda gobernante lo celebra, porque, claro, para los cristianos es la conmemoración del nacimiento de Cristo, de Dios, pero ellos son ateos. Entonces, ¿qué festejan? ¿qué sentido tiene que hagan una cena especial, que coman turrón, que pongan un árbol con bolas y luces…? ¿se harán regalos? Porque san Nicolás, santa Klaus, Papá Noël o como queramos llamarlo para ellos tampoco existirá, ni los Reyes Magos; se supone que viven sin magia y sin fantasía. Nada existe sin la imaginación, sin referentes, sin ningún tipo de creencia pero soy de la opinión que con todas esas carencias deben sentirse hueros, vanos, vacíos, insustanciales… sí, creo que ese es el mejor atributo, el mejor apelativo o la mejor etiqueta que les podemos colgar. Pero vayamos a otras cosas, porque esta columna, esta crónica de cada domingo, es un cajón de sastre donde cabe todo. Mientras transito sin parar de la cocina al ordenador, después de una buena visita a la carnicería, la pollería y la pescadería, además de a los dos supermercados que frecuento –¡una mira mucho la pela, oiga!-, mi mejor consuelo es mi garito, mi lugar sagrado entre papeles, fotos, un viejo teléfono de mesa, bolígrafos secos, calendarios, cuadros apoyados en el suelo, una máquina para estirar la espalda que nunca se usa, mi pasado y mi presente dándose la mano… Nunca hallaré un lugar como este. Aquí cuezo mis escasas ideas y las pongo negro sobre blanco. Aquí paso las horas sin darme cuenta. Aquí se guardan mis melancolías, mis alegrías y este también es el lugar donde enjugo mis tristezas, que también existen. Aquí es donde me indigno con la actualidad del país, porque es el lugar donde me empapo de noticias, casi nunca buenas. Muchas veces, en albornoz y esas zapatillas de hotel que todos nos traemos para casa, se me pasan las mañanas olvidando que el gimnasio es una obligación para mantener un poco de dignidad en el aspecto exterior.
Estos días en que el trabajo me mantuvo fuera de mi casa he sentido la falta de refugio que me proporciona este lugar. Pero ya estoy de vuelta, observando los desencuentros políticos entre el titular de la presidencia del gobierno y el jefe de la oposición; sin embargo no todo ha sido amargura en esa fría reunión del viernes en la que compitieron en protagonismo con el sorteo de la lotería de Navidad. Se produjo un puntito de entendimiento en la resolución de que sea la Comisión Europea la que “medie y verifique” la renovación del CGPJ. Se evitará de esa forma que este asunto se convierta en lo que antes decíamos “una merienda de negros”, que supongo que ahora no es políticamente correcto manifestar, igual que decir “disminuido” sustituyéndolo por “persona con discapacidad”. Como odio los eufemismos paso por alto ese punto del orden del día porque, entre otras cosas, hay que hablar con palabras y no con frases. Pero dejémoslo ahí porque esta noche es Nochebuena y mañana es Navidad, y yo lo celebro porque así me lo enseñaron desde pequeñita, inculcando en mí una serie de referencias vitales que me ayudan a afrontar esos malos tragos que con tanta frecuencia tenemos que digerir.
CODA. Elena de Borbón, Infanta de España, hija de Reyes, nieta de Reyes, sobrina de Reyes y hermana de Rey, ha cumplido sesenta años y ha conseguido reunir a gran parte de su familia, cosa que es de aplaudir. Sobre todo y por encima de todo por la presencia del Rey Juan Carlos, a quien tanto añoramos y a quien tanto se le echa de menos en todos los órdenes de la vida española. Aplaudimos el logro y deseamos que, pese a las dificultades políticas actuales, con tanta inquina hacia la institución monárquica, sea una circunstancia que se repita con mayor frecuencia. ¡Feliz Navidad a todos!
✕
Accede a tu cuenta para comentar