Y volvieron cantando

Pactos imposibles

Seamos pues realistas, pactos a la alemana, ni están ni se les espera

Escuchar hace días al portavoz socialista Patxi López en entrevista con Alsina en Onda Cero tirando de argumentario para negar la mayor en la votación parlamentaria con la que ambas formaciones habilitaban la reforma de la chapucera «solo sí es sí» o las infantiles salidas de tono del dirigente socialista vasco que un día fue lendakari gracias al apoyo del PP a la hora de minimizar el calado de la coincidencia entre su grupo y el popular, además de constatar el escuálido nivel de algunos dirigente políticos, viene a mostrar por si cabían dudas todo un síntoma de incapacidad a la hora de buscar esa altura de miras que suele reflejarse en los acuerdos entre grandes partidos con vocación y experiencia de gobierno. A esa incapacidad se le añade además un componente puramente estratégico muy ligado al manual de supervivencia del propio Pedro Sánchez, ahora con la proa señalando a la demonización del Partido Popular y a la búsqueda a toda costa de una nueva «foto de Colón» que reactive las hoy menguantes expectativas electorales del PSOE y una hipotética suma con el resto del llamado bloque Frankenstein. Todo lo contrario de lo que en realidad añoran los electores, claramente reflejado en la encuesta publicada el lunes por este periódico, con un patente porcentaje de votantes del PSOE y del PP proclives a avalar pactos entre ambas formaciones para evitar, respetando la mayoría que salga de las urnas, el chantaje de formaciones minoritarias o extremas.

Los ciudadanos españoles no le hacen por lo tanto ascos –y este sondeo lo demuestra– a pactos entre socialistas y populares a la alemana, pero la realidad impuesta desde estrategias partidistas es bastante distinta en un contexto en el que solo parece valer la política de confrontación y en el que el propio gobierno parece tener clara la elección de buscar su continuidad a costa de reeditar la actual mayoría heterogénea que lo sostiene, frente a un «enemigo» al que se le tratarán de aplicar todo tipo de cordones sanitarios al más puro estilo «Tinell». La estrategia del propio Sánchez en sus «cara a cara» con Núñez Feijóo es más que indicativa en sus tres fases, exposición de una España idílica a lo que sigue el recuento de problemas sobrevenidos todo muy en condicional y arremetida contra la figura del jefe de la oposición. Seamos pues realistas, pactos a la alemana, ni están ni se les espera.