Y volvieron cantando

Pendientes de un prófugo

Sánchez tal vez sea ahora el primer interesado en buscar un entendimiento de largo recorrido en el tiempo con Puigdemont. Solo así acabara su «sinvivir»

El jueves, desde la localidad francés de Elna, ya saben, donde se almacenaron las urnas para el referéndum ilegal en Cataluña que no supieron frenar ni Rajoy ni su vicepresidenta ni el CNI, el todavía prófugo de nuestra justicia Carles Puigdemont nos deshojó su muy estratégicamente meditada margarita a propósito de su papel definitivo en los comicios autonómicos del «12-M», o lo que es igual, se apuntó para el haber de Junts el tanto del primer gran acto de precampaña, no solo con toda Cataluña, sino con toda España pendientes de su «revelación». No en vano estamos hablado del único y primer tenedor del palito que sujeta la piruleta de la gobernabilidad en el país gracias a la debilidad parlamentaria del PSOE de Sánchez y su huida hacia adelante para conservar el poder a toda costa.

Firmado el decreto de convocatoria electoral por el president Aragonés e iniciada una precampaña electoral que, especialmente a algunos se les puede hacer eterna, Puigdemont parece dispuesto a que toda ella pivote sobre su persona, en un permanente juego del ratón y el gato que, en realidad, tiene de imprevisible bastante menos de lo que se nos pretende vender. El líder de Junts habría concurrido solo a los comicios europeos de no haberse disuelto abruptamente el parlamento catalán, pero el nuevo escenario obliga a su formación a rentabilizar aquí y ahora su papel como gran «conseguidor» del soberanismo gracias a la sumisión de Sánchez. La primera liebre de cara al electorado independentista la lanzaba esta semana el propio abogado del prófugo -y desde ahora mismo me atrevo a garantizarles que este particular no va a ser ni mucho menos confirmado hoy en el acto del sur de Francia- Gonzalo Boye que no descartaba la intención de su defendido de presentarse en España bajo riesgo de ser detenido, claro está si gana las elecciones y cuenta con posibilidades reales de formar gobierno. Lo del «se plantará donde se tenga que plantar» solo tendrá validez en ese supuesto de clara victoria, con la ley de amnistía en vigor y tal vez con algún compromiso del PSOE bajo el brazo después del último encuentro con el mega fontanero de Ferraz en Suiza. Y es que Sánchez tal vez sea ahora el primer interesado en buscar un entendimiento de largo recorrido en el tiempo con Puigdemont. Solo así acabara su «sinvivir».