Cuartel emocional

La tapadera

El aborto en curso es el de las viviendas baratas, que efectivamente son una ruina inhabitable, unas por estar okupadas, otras destrozadas, un porcentaje alto de las mismas ya habitadas y las más sin construir.

Este artículo podía haberse titulado “Esta casa es una ruina”, pero me pareció un poco largo y por eso he decidido rotularlo como “La tapadera”, que también puede irle como anillo al dedo. Casi mejor aún, porque si nos vamos a referir al gobierno, con minúscula, y al soi dissant presidente nos encontramos con que a lo largo de su penosa historia, que ya dura demasiado –las pesadillas siempre se hacen interminables-, las tapaderas se han ido sucediendo, de forma que la una tapona a la anterior porque cada acción que se emprende es un fiasco. El aborto en curso es el de las viviendas baratas, que efectivamente son una ruina inhabitable, unas por estar okupadas, otras destrozadas, un porcentaje alto de las mismas ya habitadas y las más sin construir. ¿Qué nos están vendiendo y qué expectativas pretenden despertar entre los jóvenes, entre esa hemorragia de votos que se les está escapando hacia el PP? El gallego Feijóo propone algo más coherente para los pobres pringaos que no pueden emanciparse, que tienen ya más de treinta tacos y permanecen bajo el techo paterno por no poder pagar su propia vivienda.

El candidato popular apuesta por un pacto de Estado y ayudas para la emancipación de los jóvenes que resulta más real y digno que ofrecer una chabola de cartón piedra. Pero el hombre del trajecillo azulina, el más embustero que se haya conocido, ofrece miseria, casitas como la del cuento de “los tres cerditos”, que cuando sopla el lobo sale volando dejando a sus inquilinos con caras de tonto por haber creído al de las falsas promesas. A la vista de semejante bluff, su ejército de asesores, pensadores y tramposos profesionales acuerdan con el gagá Biden una visita a la Casa Blanca justo empezando la campaña del 28-M, que eso impresiona mucho a los estúpidos que no se dan cuenta de la engañifa. A otros nos trae al pairo, tanto por el escaso prestigio de un presidente de los Estados Unidos chocho y de la misma cuerda política de su visitante, como por la relevancia política, comercial o económica que pueda derivarse del viajecito, que más que otra cosa supone un gasto extra a las arcas del país, que tampoco está como para excesos. A los contribuyentes nos duele mucho, sobre todo en días en que hay que apoquinar IVA y el impuesto sobre la renta. Hace que se nos venga a la mente la madre del que sienta su trasero en el trono de Moncloa. Mejor gastaríamos ese dineral en cualquier otra cosa, o en caprichos, o en que no disminuyera hasta casi su desaparición el consumo de carne y pescado de los españoles, alimentos donde no se ha bajado el impuesto sobre el valor añadido. A este paso vamos como los pobres vietnamitas, alimentándonos tan solo de arroz hervido. Es lo que tienen los países gobernados por la izquierda de la que se están desmarcando algunos de quienes la conforman, por ejemplo Page –en casa decimos Peich, porque somos anglófilos-, quien marca su propio perfil y se ausenta de la región que gobierna cuando Sánchez aparece para dar un mitin.

CODA. Otro desmarque importante es el de la cadena de noticias Fox, en este caso de las fake news, apoquinando 787 millones del ala para evitar un juicio por difamación. Este emporio capitaneado por Rupert Murdoch, que se casa en breve por enésima vez a los noventa y dos años con una atractiva señora casi tan rica como él (dinero llama a dinero), no quiere líos y con este carro de dólares se retracta de la acusación que vertió sobre una empresa de software de robar votos a Trump para favorecer a Biden. Es lo que tiene la pasta, que deshace muchos entuertos.