Insensateces

Rezagada

Majestades, que no todo el mundo merece que sean Vds generosos. Que no traigan más petardos, que hagan oídos sordos cuando los niños de una familia que no esté dispuesta a cuidar a un perro pidan un perro

Queridos Reyes Magos: Ya sé que estoy llegando con esto de la carta como las palmas a Bogarra (en idioma de Albacete quiere decir «tardísmo») pero es que me quedaban tres o cuatro cosas por pedirles y no quiero que se queden Vds sin estos encargos.

Lo primero que tengo que decirles es que no están Vds en la obligación de traer todo lo que la gente pide. Primero: porque hay mucha gente imbécil. Si nos dieran a cada uno de nosotros un euro por la cantidad de personas idiotas que conocemos, estaríamos con una pastita en el banco. A estos tontos se les reconoce enseguida. Abandonan perros, los maltratan, tiran petardos. Y no es que no piensen en los animales, es que no piensan en los niños autistas, en las personas enfermas, o mayores con audífonos o, simplemente, no caen que somos un montón a los que nos rompen las pelotas sus cohetes.

Esta Navidad ha sido especialmente insufrible. Eso quiere decir que somos una sociedad sin desasnar, cateta, insolidaria y falta de toda empatía. Mi perrete tuvo que soportar, hasta la hiperventilación, casi doce horas de ruidos. Desde las nueve y media de la noche del 31 de diciembre hasta las nueve de la mañana del 1 de enero, cuando hizo explosión la última traca. Los días anteriores también tuvimos jarana, no vayan a pensarse. Pero esa noche fue especialmente doloroso tener que contemplar a un animalillo de nueve kilos muerto de terror. Muchísimo más saber que mi sobrino autista empezó a gritar.

Pero eso a los imbéciles de turno les da lo mismo. Porque, además, nadie hace nada. Las ordenanzas municipales los prohíben, excepto en fechas señaladas, así que hemos hecho un pan como unas tortas.

Así que yo les digo, Majestades, que no todo el mundo merece que sean Vds generosos. Que no traigan más petardos, que hagan oídos sordos cuando los niños de una familia que no esté dispuesta a cuidar a un perro pidan un perro. Y que alguna administración algún día no muy lejano, sea capaz de pensar en los críos, enfermos, ancianos, a los que los petarditos les joden la vida. Y buena llegada. Les dejo Miguelitos junto a los zapatos.