El trípode
Sánchez y el PSOE: «sin barcos y sin honra»
El líder socialista, entre el deshonor y su ambición, ha elegido satisfacerse así mismo con pactos alcanzados con formaciones tan «progresistas y convivenciales» como las de Puigdemont, Junqueras y Otegi
De «broche simbólico» –respecto a los pactos alcanzados en fechas anteriores con otros aliados y socios políticos– calificó Andoni Ortuzar al acuerdo que en nombre del PNV firmó ayer con Sánchez. Desde luego, pactos alcanzados con formaciones tan «progresistas y convivenciales» como las de Puigdemont, Junqueras y Otegi, dirigentes indudablemente caracterizados por esas cualidades con las que el sanchismo gusta calificar al gobierno que gracias a ellos –y a Yolanda y Belarra– espera formar a partir de su investidura. Ese broche significa que la gestión del régimen económico de la Seguridad Social pase a manos del gobierno «progresista y convivencial» vasco, rompiendo la Caja Única de la Tesorería de la SS, máximo instrumento de garantía de la solidaridad nacional. Era inimaginable que las tan progresistas izquierdas –PSOE y comunistas– asumieran tal chantaje político que es un atentado contra el fundamento mismo del Sistema Nacional de la Seguridad Social. Además, 100 millones de euros para promover el euskera digital y reconocimiento del carácter nacional de la comunidad vasca. Este broche es el certificado de defunción política no solo de Sánchez sino de las siglas PSOE, que han respaldado tal ignominia. El PSOE entre «tener barcos o tener honra» ha optado por lo primero y se va a quedar sin barcos y sin honra. Es bueno que recuerden lo que en una coyuntura histórica hizo el PM Neville Chamberlain, pactando «la paz» con Hitler en agosto de 1938. A su regreso a Londres mostrando exultante el documento firmado, Churchill le espetó: «Podía elegir entre el deshonor o la guerra. Ha elegido el deshonor y tendremos también la guerra». Aunque la firma de Sánchez vale lo mismo que su palabra, no hay nada más que decir respecto al deshonor de esos acuerdos con los separatistas, que se sienten eufóricos por haberle impuesto al PSOE su relato sobre el procés. Con relatores internacionales para controlar al gobierno español desde fuera de España se consuma una infamia que ya está en la Historia. Todas las asociaciones de Jueces, Fiscales, empresarios, inspectores de Hacienda, inspectores de Trabajo y Seguridad Social, Letrados, etc. Un aluvión de instituciones y Cuerpos del Estado en una reacción sin precedentes, expresan su absoluto rechazo al despedazamiento de la Nación española y de su Estado democrático Social y de Derecho para que le permitan seguir en la Moncloa pese a haber perdido las elecciones. Entre el deshonor y su ambición, ha elegido satisfacer a su persona. Y tendrá el deshonor de haber vendido España a quienes quieren destruirla. Y la convivencia ya la comienza a experimentar en la calle. Una autocracia, pero «progresista y convivencial».
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