El trípode

Sentido de Estado ¿con quienes no lo tienen?

Recordemos que le bastaron dos semanas para hacer efectiva la reforma del Código Penal suprimiendo el delito de sedición y modificando el de malversación.

El actuar con presunto «sentido de Estado» para justificar y explicar determinadas acciones, puede conducir a la paradójica situación de que quien carece en absoluto de ese «sentido», sea el único realmente beneficiado de tal aplicación. Lo estamos comprobando una vez más con ocasión del pacto del PP con la facción socialista del Gobierno para rectificar el bochorno de la Ley del «Solo sí es sí», acuerdo que a Sánchez le permite salvar la cara diciendo ahora que «rectificar es de sabios», después de más de seis meses de su entrada en vigor y tras alcanzar el millar de maltratadores beneficiados. Por cierto, recordemos que le bastaron dos semanas para hacer efectiva la reforma del Código Penal suprimiendo el delito de sedición y modificando el de malversación.

Con este reparto de papeles entre el Gobierno y el PP hay sanchismo para rato: ellos gobiernan el día a día, y cuando alguno de sus descomunales despropósitos de ingeniería social resulta insostenible ante la opinión pública y publicada, tienen la muleta del PP para salir del atolladero, sin que ello haga caer a su peculiar cogobierno sumido en una auténtica guerra incivil. Es un oxímoron –contradicción in terminis– que hacer las cosas así sea beneficioso para España, ya que comporta el mantenimiento de Sánchez al frente de su singular Gobierno, que es la personificación de todo lo contrario al interés general de nuestro país. Ello, cuando además resulta que el primer beneficiado de dicha acción es él, que no solo no la agradece, sino que la desprecia, manifestando con absoluta displicencia que es «una mera reforma semántica o técnica».

Con un Gobierno como debería ser, esta situación llevaría aparejada ceses o dimisiones que razonablemente le harían caer, pero no es el caso, como sabemos. Ya sucedió algo similar con la OTAN y el gasto en Defensa, que el sector comunista gubernamental no apoyó. Tenemos dos o tres «Gobiernos», y apoyar a uno sostiene al conjunto. Eso no es sentido de Estado. Y a Sánchez esta reforma, que no va a impedir que los beneficios sigan siendo de aplicación a todos los maltratadores ya condenados, le salva la cara de un desgaste diario a un mes de las elecciones del 28-M.

Afortunadamente, la gente tiene sentido común y sabe que hay gestos que parecen bienintencionados pero sus efectos no son favorables para el interés general. Las redes ilustran gráficamente la situación con la cara de Sánchez y el texto «a Ferrovial le falta patriotismo, no como a los indepes y los etarras que están conmigo luchando por España».