El trípode
«Las siete monedas de plata» de Puigdemont
Puigdemont amenaza con acudir al debate de la eventual investidura de Illa, lo que es todo un desafío a la Justicia que por medio del Tribunal Supremo ha planteado una cuestión de inconstitucionalidad de la ley de amnistía ante el TC
Mientras la actualidad informativa continúa centrada en París tras la inauguración de los JJ.OO. con una lamentable ceremonia, la situación política en Cataluña parece entrar en una nueva fase que no presagia en cualquier caso un tiempo de estabilidad para el gobierno sanchista. Los 68 diputados que suman los 42 obtenidos por el PSC con Salvador Illa, los 20 de ERC con Aragonès -que renunció a recoger su acta de diputado por su clara derrota ante Puigdemont-, junto a los 6 de los comunistas, representan exactamente la cifra de la mayoría absoluta del Parlament. En una primera lectura, esos resultados parecerían abrir un tiempo de relativa tranquilidad política, pero no es lo que previsiblemente deberá afrontar el sanchismo.
El «factor Puigdemont», el prófugo de la Justicia y ex presidente de la Generalitat, con quien Sánchez ha materializado un acto de corrupción política sin precedentes, comprando sus siete votos del Congreso a cambio de una amnistía «a la carta», pende como una amenaza cierta sobre su permanencia en la Moncloa. Haber perdido las elecciones el 23 J del pasado año, y pese a ello haber compuesto una amalgama de votos pertenecientes entre otros a formaciones políticas como ERC y Junts que pugnan por el liderazgo del espacio separatista catalán, tiene estas consecuencias. Puigdemont amenaza con acudir al debate de la eventual investidura de Illa, lo que es todo un desafío a la Justicia que por medio del Tribunal Supremo ha planteado una cuestión de inconstitucionalidad de la ley de amnistía ante el TC , y mantiene además en activo su orden de detención por el delito de malversación que considera no amnistiable en todo caso. La situación se agrava cuando además el Presidente del Parlament Josep Rull, juzgado y condenado por el Tribunal Supremo e indultado y amnistiado por Sánchez, asegura que no permitirá que se impida al prófugo su intervención en el debate. Esta es la situación a la que aboca la irresponsabilidad y ambición de poder de quien llegó a la Moncloa con una censura al gobierno del PP, pregonando que lo hacía «para salvaguardar la calidad de la democracia» como es sabido. Lo que resulta claro es que sin las «siete monedas de plata» de Puigdemont, el gobierno sanchista tiene los días contados. No tiene Presupuestos ni puede aprobarlos sin él, lo que le convierte en un «objeto inútil», quiera o no reconocerlo. A la vuelta del verano otras elecciones anticipadas para noviembre se vislumbran en el horizonte. Y las siglas «PSOE» habrán cubierto un periodo dañino y poco ejemplar de la Historia de España a la orden de Sánchez.
✕
Accede a tu cuenta para comentar