Sin Perdón

Las chorradas de Puigdemont y el ridículo espantoso de Sánchez

Eso de la pacificación o la reconciliación son chorradas que no se pueden tomar en serio

A lo largo de mi vida profesional he asistido a numerosas ruedas de prensa, declaraciones y conferencias variopintas, pero ninguna tan disparatada como la protagonizada ayer por Puigdemont. No hizo más que confirmar que se presenta a las elecciones catalanas. Lo hizo con un discurso plúmbeo e interminable muy propio de la verborrea de los populistas o los vendedores de feria. Es otro fracaso de Sánchez, que con sus cesiones ha conseguido justo el efecto contrario. Puigdemont se ha crecido y se siente ganador, aunque es difícil saber qué sucederá en las urnas. La concepción cortoplacista que tiene el líder del PSOE le hace creer que es infalible. Ha llegado al extremo, me temo, de creerse sus propias mentiras. Era evidente que Puigdemont aprovecharía sus errores y su arrogancia en beneficio propio. Eso de la pacificación o la reconciliación son chorradas que no se pueden tomar en serio. En su intervención dejó muy claro que su prioridad es culminar esta legislatura el proceso de independencia aprovechando, además, de que coincidirá con el décimo aniversario del intento golpista que protagonizó con Junqueras.

Por tanto, Sánchez hace un ridículo espantoso, porque se ha quedado sin argumentos para la campaña electoral de Illa. Les ha dado indultos, la reforma del Código Penal y la amnistía a cambio de nada. La decisión de Puigdemont le da una baza muy importante, ya que rompe las previsiones de la campaña. Un dirigente de ERC me comentaba que ellos tienen tres líderes, Rovira, Junqueras y Aragonés, mientras que Junts dispone de un tótem al que adoran sus militantes y simpatizantes. Es el presidente en el exilio que regresa triunfante para recuperar el cargo y es una idea fuerza muy potente. Es verdad que estamos ante un relato imaginario, como se constata escuchando los disparates de Puigdemont, pero la verdad cotiza a la baja tanto entre el independentismo como en la izquierda política y mediática. Es la gran aportación del sanchismo. Las encuestas que se han realizado hasta ahora no tienen valor, porque el factor Puigdemont lo cambia todo. Incluso entre la legitimidad dentro del independentismo es evidente que gana a Aragonés, que es un candidato gris sin ningún atisbo de carisma.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)