Irán

Independencia de Líbano

Un libanés que desea la paz y trabaja por la independencia es el que por amor a Líbano busca constantemente la justicia y la verdad

Muchas instituciones y organizaciones libanesas de la diáspora festejaron el 22 de noviembre el 70º aniversario de la independencia del país. Ser libanés es un privilegio magnífico, un gran orgullo. Un regalo que Dios nos ha dado a los descendientes de aquellos héroes fenicios que llevaron triunfalmente la antorcha de la libertad, el comercio y la cultura hace más de 6.000 años. Líbano es el único país árabe en Oriente Medio también que gozó de un sistema democrático durante años. El pueblo libanés luchó valientemente a través de su historia en defensa de valores democráticos y sus derechos políticos, civiles y humanos contra invasores y conquistadores. Miles de nuestros hermanos sacrificaron sus vidas en el altar del Líbano por la defensa de su libertad, democracia e independencia.

En el pasado, por estas fechas, los libaneses acostumbrábamos cantar con orgullo himnos por la libertad, la soberanía y la independencia. Así, conmemorábamos las situaciones heroicas y gloriosas de nuestros antepasados, recordando también el sacrificio de nuestros mártires y lo que nuestros padres nos transmitieron en recuerdo al honor de los que nos antecedieron.

Por ello, quienes el 22 de noviembre «festejaron» el día de la independencia en lugar de conmemorar la fecha, serán colaboradores con aquellos que vaciaron precisamente de toda sustancia nuestra independencia y democracia. Sus festejos, cenas y bailes fueron fraudulentas teatralizaciones que no representaron lo que viven los ciudadanos dentro del país. Ellos deben saber que el mayor y más grande ausente de estos festejos, resultó, precisamente, la «independencia en sí misma».

Muchos liliputienses políticos en Líbano y en la diáspora fueron más lejos aún prestándose como lo que son, marionetas y colaboradores de los destructores del Líbano y se reunieron con instituciones pro-terroristas no libanesas bajo el falso lema de la fraternidad y la cooperación. De ahí la importancia para muchos descendientes y personas en general en saber que son esos mismos sujetos los que han entregado la independencia y su dignidad hace tiempo, por lo que carecen de autoridad moral y espíritu patriótico. Todo lo que estos sujetos deberían hacer, es preguntarse si esta es la independencia por la que miles de patriotas se sacrificaron para hacer de ella una realidad.

Para celebrar la independencia, en primer lugar, se debe saber su significado. No pueden hablar de independencia y desconocer sus componentes. No pueden reducir brutalmente a cantar, comer, beber y bailar el día de la independencia, cuando lo real es que no comprenden o ignoran deliberadamente su completo horizonte. La lucha por la independencia debe perseguir la justicia, la seguridad, la libertad, la decencia; el derecho y la legalidad; la responsabilidad, la Ley, la igualdad, los derechos humanos, la dignidad, la integridad del territorio y la estabilidad del seno social.

La independencia es sinónimo de libertad, y ambas son esencialmente una en su sustancia, son inseparables. La independencia pierde su cimiento si se la vacía de libertad. En el mismo contexto, la libertad es inseparable de la responsabilidad, y la libertad pierde sus valores si estos no se encuentran organizados y reconocidos dentro de un marco transparente ofrecido por la independencia de criterios. Tampoco se puede separar la responsabilidad de la ley, porque la responsabilidad pierde su esencia si se genera un vacío en su significado. De la misma manera, es inseparable la Ley de la justicia, pues la ley pierde su credibilidad cuando los dobles estándares y el favoritismo se aplican acompañando su puesta en práctica.

«Éstos son los significados de la independencia, esa es la independencia que los libaneses que creemos en la legalidad y la democracia honramos, respetamos y por la que luchamos pacíficamente, con respeto por las leyes en el lugar del mundo en que nos encontremos. La independencia debe otorgarnos seguridad, justicia, paz y respeto a todos por igual, dentro y fuera del Líbano».

En el Líbano atomizado de hoy, la mayoría de los ciudadanos no goza de los componentes de la independencia. Viven la vida del día a día, con incertidumbre sobre el futuro porque los grupos mafiosos que importan el terror al servicio de países extranjeros los exponen a las injusticias, eligiendo por ellos, oprimiendo sus libertades, confiscando el proceso de toma de decisiones libres, ignorando sus intereses personales y nacionales, violando sus derechos humanos, privándolos de democracia, arrastrándolos a la edad de piedra y forzando a miles a abandonar la tierra y emigrar.

Mientras esto sucede, los funcionarios favorables a la injerencia extranjera y sus milicias armadas continúan avanzando sobre los componentes de la independencia sin ninguna benevolencia. Así, avasallan derechos humanos, las leyes y la constitución con conductas oportunistas y sicopáticas, sin dignidad ni ética.

En este marco, funcionarios de Beirut designados por países extranjeros; representantes de instituciones libanesas, dignatarios y clérigos en ultramar, celebraron el 22 de noviembre el aniversario de la independencia; cuando en realidad, la independencia ha sido vaciada de todo contenido debido a sus conductas. La independencia, en la mirada de estos funcionarios y de las marionetas de ultramar es su Dios personal, es un tambor de guerra, una ideología devastadora e importada, es muerte, pobreza e injusticia, secuestros y detenciones arbitrarias, es un proceso fraudulento forjado en la corrupción y la malversación de la toma de decisiones nacionales; «es a fin de cuentas, esclavitud y sumisión de un gobierno que responde a quienes ocupan el país ilegalmente: las milicias de Siria e Irán».

Esto no es lo que significa la independencia para otros miles de libaneses que deseamos vivir en paz, libertad y democracia.

Un libanés que desea la paz y trabaja por la independencia es el que por amor al Líbano busca constantemente la justicia y la verdad. Es puro y transparente en sus ideas y acciones como los cielos de Líbano. Es el que no acepta que el terror se adueñe del país y cree que la lucha en curso por un Líbano libre, independiente y soberano es un destino y un deber, no una opción; entendiendo que el sacrificio es una obligación nacional, una tradición y una herencia de nuestros mayores que debemos dignificar y honrar a diario, amando la paz, porque sufrimos las guerras, y es ésa la práctica qué se debe aplicar por la causa de la libertad y la verdadera independencia.

Para dignificar el ser libanés y festejar la independencia, debemos ser creyentes en la religión única libanesa, la religión de la libertad, el valor y la dedicación. La religión de la civilización y la democracia. La religión de Kadmous, Aheram, Hannibal y Zinoon, la del esfuerzo y el trabajo. Un verdadero libanés no se sienta a la mesa a compartir el pan y la sal con quienes han incendiado su tierra, sus bosques y sus ríos. Los que hagan tal cosa, no son más que hombres de papel a quienes mal puede llamárse libaneses.

Por tanto, es nuestro deber honrar nuestras raíces y lo que nuestros padres y los padres de nuestros padres nos han legado, y ello es resistir pacíficamente desde las ideas hasta que la verdadera independencia sea una realidad en nuestro amado Líbano. Entonces habrá días de festejos. No ahora.