A pesar del...

Ursula asequible

Lo notable del caso es que nunca terminan de explicar con detalle cómo se van a abaratar las viviendas aplicando las mismas políticas antiliberales que las han encarecido

A estas alturas del partido, y a los 80 años que cumple Camino de servidumbre, no vamos a descubrir que hay socialistas en todos los partidos. Es el caso de Ursula von der Leyen, a quien he definido como «impecable en su corrección política, y en sus vacuos mensajes benevolentes con los que nadie puede disentir», y que siempre apuntan a un mayor intervencionismo. Así que no me asombró leer en El País estos titulares: «Von der Leyen promete un plan europeo de vivienda asequible» y «Bruselas impulsará un plan contra los bulos y otro para competir con EE UU y China».

Lógicamente, era todo un camelo, porque el plan de vivienda asequible estribaba, como en todo plan antiliberal, en aumentar el gasto público, es decir, en subir los impuestos a los europeos. Lo llama la prensa progre «inyección de recursos comunitarios». Es una retórica deliciosa, porque parece que los recursos son gratis, y que no los vamos a sufragar los ciudadanos europeos.

Y que no falte una mayor burocracia: se designará un comisario de Vivienda. El País no cabía en sí de gozo, porque el plan de doña Ursula «demuestra el interés por los problemas cotidianos de la ciudadanía», a la vez que «se ancla al centro proeuropeo y coloca la prosperidad como eje central de su nuevo mandato». A esto llaman los progres «más Europa», es decir, más intervencionismo, más controles, y más impuestos.

Lo notable del caso es que nunca terminan de explicar con detalle cómo se van a abaratar las viviendas aplicando las mismas políticas antiliberales que las han encarecido. Y lo mismo con el crecimiento económico: no se entiende cómo podrán «fomentar el nacimiento de gigantes empresariales europeos en sectores clave» cuando las políticas intervencionistas europeas conspiran contra la creación de esos mismos gigantes. Aquí somos mucho mejores a la hora de perseguir a Google o Apple que a la hora de promover la creación de empresas parecidas.

En un bello brindis al sol, el editorial de El País terminaba augurándole a doña Ursula «un quinquenio de progresos en la integración, de impulsos a la competitividad económica sin olvidar el modelo social europeo, de apuesta por una transición energética y tecnológica tan urgente como inevitable». Sin olvidar jamás, por supuesto, que siempre habrá que añadir dos huevos duros.