«Plan de escape»: Duelo insuficiente de titanes

Aquellos que, en sus años mozos, fueron rivales en la taquilla y encarnaron sendos iconos del cine de acción situados en rincones opuestos del ring, se reúnen en una película que parece evocar la estulticia de sus buenos tiempos. Para los que crecimos con «Yo, el halcón» y «Comando» la reunión, completamente contra natura, tiene su aquel nostálgico, aunque «Plan de escape» carezca de la concisión y el espíritu barriobajero de las aventuras que, en los ochenta, forjaron el grueso de las carreras de nuestros ídolos. Mikael Halstrom no es Mark L.Lester, o lo que es lo mismo, es un artesano que no acaba de creerse que está dirigiendo un duelo de titanes. Lo cierto es que no es suficiente meter a dos mitos entre las rejas de una prisión de máxima seguridad para resucitar la vieja gloria de las viejas glorias. Arnie lleva las de ganar –en el único momento de auténtica locura del filme demuestra que está de vuelta de todo–, pero eso es lo que menos importa en una cinta que aburre hasta a las ovejas. La falta de garra de las escenas de acción –si exceptuamos, siendo benévolos, el arranque, que juega a tomarnos el pelo– no puede compensarse con réplicas duras y un alcaide de tebeo.