El desafío independentista

La hora de ERC

El diputado al Congreso de los Diputados por ERC, Gabriel Rufian/Ep
El diputado al Congreso de los Diputados por ERC, Gabriel Rufian/EpEfeEFE

En este mercadeo de votos en que Sánchez ha convertido su investidura –sin esperar al Rey–, ahora tiene la palabra ERC: el partido de Macià, Companys y –sobre todo ahora– Junqueras, que cumple condena por sedición.

Con el partido de Sánchez, la política española empieza a parecerse demasiado a la trágica experiencia de la II República. Sé muy bien que estamos en 2019 y en la UE, y no en 1936 y en la Europa de Hitler y Stalin, pero eso no evita poder padecer experiencias trágicas como aquellas. De momento, hablamos de un conflicto civil y no de guerra civil, pero ese riesgo ya es demasiado preocupante.

Durante la República, ERC jugó un papel determinante en la política española de la mano del PSOE, y siempre para muy mal. El pronunciamiento de Companys el 6 de octubre de 1934 –en el marco del golpe de Estado revolucionario liderado por el PSOE de Largo Caballero– radicalizó a la sociedad española, y cristalizó en el «pucherazo» electoral de febrero de 1936, que daría el gobierno al Frente Popular, y que precipitó la Guerra Civil cuatro meses después.

Sánchez, muy debilitado tras los ERE, necesita imperiosamente para su investidura de la complicidad de los republicanos, y estos ya han enseñado sus cartas: Negociación «modelo Pedralbes». Es decir, negociar de «tú a tú» y sin limitaciones cómo «federalizar» España.

Lo que viene: Frente Popular en el Gobierno de España y tripartito en Cataluña.