El desafío independentista

El bolardo republicano

Concentración en la estación de Sants (Barcelona)
Manifestación de los CDRDavid ZorrakinoEuropa Press

«Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa» —afirmó el genial Chesterton. Sin duda, su reflexión iba al núcleo de la cuestión: el hombre es criatura de Dios, «creada a su imagen y semejanza» y, por tanto, tiene una esencial dimensión espiritual y un anhelo de trascendencia. San Agustín lo expresó de esta manera en su obra Confesiones, a raíz de su conversión del maniqueísmo que profesaba: «Nos hiciste, Señor, para Ti; y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti».

Ambos genios son también confirmados por la experiencia de los revolucionarios franceses que, tras perseguir con saña a la Iglesia y a los católicos, acabaron entronizando a una señorita parisina como «diosa razón» en el altar mayor de la Catedral de Paris dedicada a Notre Dame, actualmente en rehabilitación tras su «accidental» incendio.

Esta idea la verificamos hoy nuevamente con el Procés separatista. Todavía no han entronizado a ninguna señorita de Amer como la «diosa republicana», pero todo se andará. De momento, los CDR ya han homenajeado solemnemente a un bolardo «caído por la Republica», incluidas antorchas encendidas, cual KKK nacionalista. ¿La heroicidad del bolardo?: Haber sido derribado «en acto de servicio» por una furgoneta de los Mossos mientras colaboraban con la Guardia Civil en un registro de Unipost hace dos años en Tarrasa.

Aunque se equivocaron de bolardo heroico, no me consta que todavía hayan retirado los honores al indebidamente homenajeado.