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Qué hay detrás de una imagen histórica

Baños no ha querido «meterse en el berenjenal de la memoria histórica», sino en la intimidad de una historia
Baños no ha querido «meterse en el berenjenal de la memoria histórica», sino en la intimidad de una historialarazon

«A mí lo que me interesa es hablar a través de las imágenes. No tengo ninguna vinculación con Argentina, pero creo tener cierto derecho a hablar de acontecimientos que han ocurrido en diversas partes del mundo porque hay imágenes tomadas por profesionales. Disfruto reescribiendo narrativas a partir de imágenes ya creadas», cuenta el primerizo Fernando Baños Fidalgo que tiene como referencia a Pere Portabella, que produce «La fotógrafa», de exiguo presupuesto, y protagonizada por Manuel Campodónico, Susi Sánchez y Zay Nuba.

En busca de una imagen

La trama nos traslada al corralito argentino, aunque ni analiza, ni describe la situación política o económica del país, sino que utiliza ese marco porque en él encontró unas imágenes, las de un joven armado con su monopatín golpeando los cristales de un vehículo que trata de poner orden en los disturbios de diciembre de 2001. El director, aunque conoció los acontecimientos por una imagen de vídeo, vio que había fotógrafos inmortalizando esa situación y se fue a Argentina a tratar de encontrarlas, sin éxito. Cuando ya estaba en España, le avisaron de que había aparecido. Esa misma búsqueda es la que realiza en la ficción Kath, la hija de una fotógrafa española que descubre por casualidad esas instantáneas cuando su madre ya ha fallecido.

El filme transcurre, por tanto, por el sendero de la intimidad: «No he querido meterme en el berenjenal de la memoria histórica», asegura el realizador, aunque, por supuesto, se tocan las secuelas de la dictadura argentina. «El fotógrafo, más allá de hacer una instantánea para querer publicarla, se da cuenta de que con sus imágenes está ayudando a construir un universo mediático, social y político. Eso es lo que me interesa, pero no el punto de vista periodístico», argumenta el realizador.

Lo curioso es que siendo un homenaje a quienes se juegan la vida por captar imágenes en el lugar de los hechos, Baños ha optado, abiertamente, por rodar en Madrid situaciones que transcurren en Buenos Aires: «El hecho de que el público reconozca el lugar no me preocupa. No nos trasladamos allí por problemas de presupuesto. Hemos buscado localizaciones que parecieran Argentina», añade.

En cualquier caso, se aprecia la voluntad del realizador por lograr su propio estilo en el movimiento de la cámara: «Quería hacer un largometraje de cuarenta planos y no quería plano/contraplano, sino que fuera la cámara la que construyera la acción y no el montaje. Por eso una de mis obsesiones durante el rodaje era transmitir que allí era el objetivo quien mandaba».