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Otra Navidad es posible

Quienes disfrutamos de estas fiestas en el primer mundo puede que no seamos conscientes de que en otras latitudes las prioridades son diferentes y de que hay servidores de la fe convencidos de que millones de personas se merecen algo mejor

misioneros españoles en el mundo
infografiaJosé MaluendaLa Razon

Estamos en unos días especiales. Para una buena parte de nosotros, la Navidad suele ser un tiempo de felicidad y alegría. Lo disfrutamos intensamente en familia y los más pequeños de la casa suelen ser protagonistas de muchos de los momentos que pasamos en estas fechas. Para los creyentes, sean más o menos practicantes, para nuestra cultura, la efeméride merece la celebración. Pero si levantamos la vista y miramos más allá, con perspectiva y horizonte, contemplamos cómo esa otra realidad cristiana en estos días tiene menos luces y puede que también dicha, aunque no entusiasmo. Se nos brida una oportunidad para abordar ese testimonio único, el proyecto excepcional al calor del milagro de la cruz que son las misiones. En los rincones más remotos, en las comunidades más huérfanas de atención y medios, en las circunstancias más críticas, los misioneros católicos, hombres y mujeres, han encontrado su razón de ser y existir. Es cierto que su vocación es tan gigante como su obra que es la huella allí donde se encuentran asentados y que han convertido la calamidad y la miseria en esperanza y oportunidad, la muerte, en suma, en vida para cientos de miles de personas, por lo que cualquier instante es bueno para ponderar ese trabajo heroico. La humanidad expresada y contenida en la fe, las convicciones, la misericordia, la generosidad sin límites, la entrega a los demás en las circunstancias más extremas ha sembrado cosechas de bienestar para quienes habían sido y son ignorados y condenados a una vida sin futuro por una comunidad internacional absorta en sus mezquindades. En la actualidad hay cerca de 11.000 misioneros españoles repartidos por los cinco continentes con desigual implantación, pero con especial presencia en América. Casi la mitad de la humanidad vive hoy en alguno de los 1.109 territorios de misión. En ellos se han abierto ocho escuelas y hospitales al día desde hace 30 años. Ellos son y representan la obra de Dios, el bien en sí mismo, Iglesia. Recordémoslo cuando alguien nos pida una aportación en el Día del Domund o nos planteemos un donativo en cualquier parroquia.