Religion

De adentro hacia afuera

Textos de oración ofrecidos por el sacerdote – vicario parroquial de la parroquia de La Asunción de Torrelodones, Madrid

Christian Díaz Yepes

La presencia de Cristo libera porque hace vivir en lo auténtico. Son muchas las ataduras que nos frenan en la vida, como las rutinas que desgastan, los prejuicios y los miedos. Al final terminamos siendo esclavos de ellas y ciegos para mirar lo que tiene más valor. ¡Cuidado! La mayor tentación del ser humano no es que no crea en Dios, sino creer que Él es lo que nosotros creemos. Es decir, convertirlo en un ídolo a nuestra imagen y semejanza, en vez de dejarnos sorprender por su novedad y trascendencia.

Cristo resume todos los Mandamientos en la única norma del Amor, y así nos hace verdaderamente libres. Amor que eleva su mirada a lo alto, donde está Dios. Amor que se compromete con quien tiene al lado como caridad. Amor que mantiene la propia unidad personal como integridad y virtud. El que ama no teme, no se frena ante las dificultades, no se sustrae ante las necesidades de los demás y nunca deja de buscar a Dios en cada cosa y más allá de ellas. Es libre para ofrecer la propia vida y relativizar toda costumbre y prejuicio en favor de lo que más vale. Por eso, reflexionemos acerca de esas cargas de las que necesitamos liberarnos para amar más límpidamente a Dios, a los demás y a nosotros mismos.

Nuestra situación actual nos está dando muchos momentos de soledad, de silencio y de cortar con tanto activismo externo. Aprovechemos entonces para purificarnos desde dentro y que así quede limpio también lo de afuera. Demos la primacía a nuestra vida interior, antes que desgastarnos lo superficial. Sólo un alma purificada puede ofrecer una adoración sincera a Dios y así vivir en comunión con Él. Dejemos, entonces, de mirar sólo lo externo e ilusorio y descubramos su presencia en nosotros. Todo lo de afuera pasa, mientras que lo que edificamos dentro, permanece.