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Ciudad del Vaticano

Cardenal José Saraiva Martins: «Los mártires nos proponen la superación del complejo de la fe»

Cardenal José Saraiva Martins
Cardenal José Saraiva Martinslarazon

El cardenal portugués José Saraiva Martins fue prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos hasta 2009, por lo que conoce bien la historia de los mártires de nuestro país. Fue él quien impulsó la ceremonia de 2007 en la que fueron beatificados en el Vaticano 498 españoles asesinados durante la Guerra Civil y los años anteriores por el odio a su fe católica.

–¿Qué significa para la Iglesia universal la beatificación de los mártires españoles?

–Es un hecho muy importante para la Iglesia porque los mártires son el mejor testimonio con que cuenta la comunidad cristiana para mostrar cómo vivir la fe. Ellos dieron testimonio con la propia vida, lo que supone la forma más creíble para el ser humano. El hombre está harto de las palabras, de escuchar discursos cada día, pero ante esta realidad sólo cabe observar el testimonio de vida ofrecido por los mártires. Ellos son testigos de la fe y han tenido el extraordinario coraje de ser fieles a ella. Han demostrado el acto más heroico que el hombre puede realizar. Para la Iglesia, los mártires son los mejores modelos, son modelos extraordinarios que los cristianos comunes debemos tratar de imitar con coraje y entusiasmo. Van más allá de hablar de la fe o de discernir sobre lo que ésta significa, pues la han testimoniado con su propia vida. Ése es el gran legado que nos dejan todos los mártires, sean del tiempo que sean.

–En España, sin embargo, son muchos los que se han olvidado de los mártires e incluso les molesta que sean beatificados...

–Este problema debe ser analizado dentro del contexto actual de Europa. Estamos frente a una descristianización creciente. La gente cada vez cree menos en Dios. La fe se está perdiendo y el hombre se está acostumbrando, cada vez más, a vivir como si Dios no existiera. Si nos olvidamos de los valores fundamentales que nos ofrece la fe cristiana, es evidente que esta actitud se manifiesta también en momentos como el actual, en el que se beatifica a mártires cristianos. España es de los países europeos donde mejor se ve este fenómeno, frente al cual la Iglesia ha instituido un nuevo dicasterio, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Tiene como objetivo volver a evangelizar a aquellos que están perdiendo la fe. El único modo de anunciar la fe al hombre de hoy, que cada vez cree menos, es a través del testimonio, como el que ofrecen los mártires. La palabra coraje, a la que me refería antes, forma parte de nuestra fe. Como también ocurre con el entusiasmo. No hay que tener miedo de exhibirse por medio de la fe. Quien cree realmente en la resurrección de Cristo no puede ser tímido ni apocado; ha de ser valiente y audaz. Esos otros sentimientos son paganos. Debe vivir su vida cotidiana enraizado en la fe que profesa.

–¿Qué legado dejan los mártires a alguien que no cree en Dios?

–La valentía. Su testimonio es para todas las personas, invitándoles a imitarles. Nos proponen que no tengamos miedo ni suframos el llamado complejo de la fe, que consiste en sentir que la fe nos coloca en una situación de inferioridad frente a nuestros hermanos, como si fuese un valor negativo.

–Los mártires españoles estaban casi olvidados. Sus nombres, por ejemplo, no se encuentran en la lista de «Víctimas de la Guerra Civil y Represaliados del Franquismo» elaborada en 2010 por el Ministerio de Cultura. ¿Cómo se lo explica?

–Por una falta de valentía frente a la fe. No debemos esconder a los mártires, sino sacarlos a la luz, especialmente en el contexto actual. La comunidad cristiana debe vivir, sin olvidar nunca, la profundidad del testimonio que nos ofrecieron. Debe recuperarse y no tener miedo, que es un sentimiento que no es cristiano, sino pagano. El cristiano, en nombre de su fe, no ha de sentir miedo. Debe decir con seguridad que es creyente, que cree en Cristo resucitado y en la Pascua. No debe tener un complejo de inferioridad. Al contrario, debe expresar su fe con su palabra y a través de su propia vida. Es éste el testimonio más creíble que se puede dar hoy al hombre.

–¿Fue España durante la primera mitad del siglo XX uno de los lugares más difíciles para vivir la fe cristiana?

–Ciertamente esta España católica se rompió por la mitad por una cierta orientación política que ha prevalecido en muchos aspectos. Esta tendencia política está en el origen de la actitud contraria a la Iglesia y a los cristianos. Esta realidad no concuerda bien con la historia de una nación tan católica como España.

–¿Cómo debería vivirse la llamada a la santidad a la luz del pontificado de Francisco?

–El Papa Francisco está siguiendo la línea de sus predecesores. Obviamente con su propio estilo, pues cada uno tiene su forma de actuar. Todos somos diferentes. Por eso los pontificados se van completando los unos a los otros, aunque a veces se lleven a cabo de manera diferente. Es inevitable y necesario, porque cada uno actúa según su modo de ser. En ningún sitio está escrito que un Papa deba ser la fotocopia de su predecesor. Habrá diferencias, pero el mensaje es siempre el mismo. Francisco está utilizando su lenguaje de cercanía al pueblo para comunicar este mensaje. Es un Papa cercano al pueblo, como debe ser un pastor.

–En este momento de cambios en la Iglesia, usted que conoce bien la estructura de la Santa Sede, ¿qué reforma le aconsejaría al Papa que afrontara primero?

–Sabiamente, el Papa ha nombrado una comisión de cardenales para resolver este problema. El Papa naturalmente tendrá en cuenta lo que le digan las distintas comisiones. Lo primero que hay que hacer es conocer con profundidad los resultados de las comisiones.