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Cuestión de todos

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Cuestión de todoslarazon

El primer «Ángelus de la Paz» del Papa Francisco, el que pronunció ayer, primero de enero, jornada mundial de oración por la paz, me recordó aquella famosa frase de Kennedy: «Deja de preguntarte qué puede hacer tu país por ti y empieza a preguntarte qué puedes hacer tú por tu país». El Santo Padre habló de la justicia, de la urgente necesidad de instaurar un orden más justo en esta casa común que es la tierra y donde cada vez más todo y todos estamos relacionados. Instó, por supuesto, a las autoridades públicas a que hicieran su parte, pues a ellas les compete en primer lugar.

Pero también apeló al resto, a todos los que vivimos y convivimos en el planeta. Porque con mucha frecuencia la postura de la mayoría es la de «ver los toros desde la barrera», culpando de lo que va mal al Gobierno de turno.

Es verdad que con demasiada frecuencia los políticos son parte esencial del problema, por su corrupción y por sus miras partidistas a la hora de gestionar el interés colectivo. Pero también es cierto que eso no debería justificar a nadie ni pensar que lo que sucede de malo en el mundo no va con él, no es culpa suya. Fue Burke el que dijo: «El único requisito para que el mal triunfe es que las personas buenas no hagan nada». Y a eso se refería el Pontífice cuando afirmaba: «Es necesario un compromiso de todos para construir una sociedad más justa y solidaria». El año hay que empezarlo con esta actitud a favor de la justicia y de la paz. Una actitud que nos lleve a dejar de decir: «¿Por qué yo?» para pasar a decir: «¿Por qué yo no?». También de lo que sucede a miles de kilómetros de distancia soy responsable.