Ciudad del Vaticano
El Papa pide no quedarse de brazos cruzados ante el paro
El Papa Francisco pidió hoy a "todos los responsables"que no se queden con los brazos cruzados ante el drama del desempleo, durante la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro.
El Papa Francisco pidió hoy a "todos los responsables"que no se queden con los brazos cruzados ante el drama del desempleo, durante la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro.
El papa realizó este llamamiento al recordar que hace unos días recibió un vídeo de algunos trabajadores de la empresa siderúrgica Lucchini en la localidad de Piombino (centro de Italia), cuyo cierre ha dejado sin trabajo a 1.500 personas.
"Me ha conmovido, me he quedado muy triste. En vuestras caras había la tristeza y la preocupación de los padres de familia que no sólo han perdido el derecho al trabajo sino el de la dignidad de llevar el pan a sus hijos", dijo el pontífice argentino.
A estos trabajadores les aseguró que reza por ellos para que "cuando se apaguen las esperanzas humanas quede la esperanza divina que nunca desilusiona".
Y entonces exclamó: "A todos los responsables pido que hagan todos los esfuerzos posibles de creatividad y de generosidad para devolver la esperanza a estos hermanos y a todos los parados que ha causado el despilfarro y la crisis. Por favor, abrid los ojos y no os quedéis de brazos cruzados".
El papa también agradeció los mensajes de felicitación que le han llegado de todo el mundo por la Semana Santa y por su onomástica, ya que hoy la Iglesia católica celebra la festividad de San Jorge.
A todos ellos pidió que continúen rezando por él y por su servicio a la Iglesia.
Hoy, como es tradición, es fiesta en la Ciudad del Vaticano ya que se celebra siempre la onomástica de los pontífices y no su cumpleaños.
Por otra parte, el papa en su catequesis se refirió al episodio del Evangelio tras la resurrección de Cristo y afirmó: "buscamos entre los muertos al que vive cada vez que nos encerramos en el egoísmo o en la autocomplacencia, cuando nos dejamos seducir por el poder y las cosas de este mundo, olvidando a Dios y al prójimo, cuando ponemos nuestra esperanza en vanidades mundanas, en el dinero o el éxito".
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