Papa Francisco
El Papa al Camino: «Evangelizad asumiendo riesgos»
En el 50º aniversario, los Neocatecumenales de Kiko Argüello celebran un encuentro en Roma presidido por Francisco y al que asistieron más de 150.000 personas
En el 50º aniversario, los Neocatecumenales de Kiko Argüello celebran un encuentro en Roma presidido por Francisco y al que asistieron más de 150.000 personas.
Cumplir 50 años es, sin duda alguna, motivo para celebrarlo a lo grande, como demostró ayer el Camino Neocatecumenal en un encuentro internacional presidido por el Papa Francisco y unas 150.000 personas de todo el mundo a las afueras de Roma.
Durante varios días, la ciudad eterna se ha visto inundada de peregrinos provenientes de los 134 países en los que el Camino está presente, demostrando éso de que la Iglesia ha perdido ímpetu no va con ellos.
El Camino nació entre los pobres de las barracas de la zona de Palomeras Altas de Madrid en los años 60, y tras su expansión en España, llegó a Roma también de la mano de sus iniciadores, Kiko Argüello y Carmen Hernández, quien falleció el 19 de julio de 2016.
Una vez en Roma, y tras una nueva experiencia entre los pobres, el Camino echó raíces en la diócesis del Papa y se extendió al resto de Italia y luego por todo el mundo. Y si por algo es conocido el Camino, es por sus obras: 21.300 comunidades en 6.270 parroquias, con 1668 familias misioneras y con 120 seminarios diocesanos y misioneros «Redemptoris Mater». No hay que desdeñar el entusiasmo de todo el que sigue esta iniciación cristiana de adultos, reconocida por varios pontífices, como un verdadero don de la Iglesia. Esto fue lo que precisamente volvió a subrayar el Papa Francisco durante el encuentro al asegurar que «vuestro carisma es un gran don de Dios para la Iglesia de nuestro tiempo».
Bergoglio ha enviado 34 «missio ad gentes» (formadas por 4-5 familias y un sacerdote) a países como Tanzania, Sudáfrica, Turquía, India o Corea. También, 25 comunidades en misión a las periferias de Roma, esto es, comunidades que ya han terminado el Camino y que, a petición de los párrocos y de acuerdo con los obispos, acuden en ayuda de otras parroquias. Es, lo que el mismo Argüello destaca como «llamar a los alejados de la fe», en plena sintonía con la llamada «Iglesia en salida» que tanto desea Francisco.
El encuentro con el Pontífice fue guiado por el equipo responsable internacional del Camino, Kiko Argüello, María Ascensión Romero y el presbítero Mario Pezzi. Un equipo que sigue dispuesto a llevar donde haga falta el Evangelio. Al mismo tiempo participaron 16 cardenales, entre ellos los arzobispos de Madrid y Valladolid, Carlos Osoro y Ricardo Blázquez; el emérito de la capital Rouco Varela; el de Boston, Sean O’malley, y el de Viena, Christoph Schönborn. Más de 90 obispos asistieron al acto, en el que destacó la presencia de prelados españoles como el de San Sebastián, Ignacio Munilla; el de Córdoba, Demetrio Fernández; o el de Jerez, José Mazuelos.
En su discurso, el Pontífice pidió que «después de estos 50 años de Camino sería bello que cada uno de vosotros dijese: “Gracias, Señor, porque realmente me has liberado; porque en la Iglesia he encontrado a mi familia; porque en tu Bautismo las cosas viejas han pasado y disfruto de una vida nueva; porque por medio del Camino me has marcado el sendero para descubrir tu amor tierno de Padre”». Asimismo, el Papa apuntó que los miembros del Camino «tienen en su ADN la vocación de anunciar viviendo en familia, siguiendo el ejemplo de la Santa Familia: en humildad, simplicidad y alabanza» e invitó a llevar «esta atmósfera familiar a muchos lugares desolados y sin afecto». «Dénse a conocer como los amigos de Jesús. Llamen amigos a todos y sean amigos de todos», invitó a los presentes.
Dirigiéndose en especial hacia las nuevas familias que muy pronto dejarán su vida actual para irse de misión, el Papa expresó con sinceridad: «Estoy feliz de encontrarles y de decir hoy con ustedes: ¡Gracias! Gracias por el sí que han dicho, por haber acogido el llamado del Señor a vivir el Evangelio y a evangelizar».
También invitó a evangelizar «asumiendo riesgos» y advirtió que «solamente una Iglesia desvinculada del poder y del dinero, libre de triunfalismos y clericalismos ofrece testimonio creíble de que Cristo libera al hombre» y, como suele ser costumbre en él, pidió que «¡no se entristezcan nunca!». «Cuando las nubes de los problemas parecen espesarse sobre sus días, acuérdense de que el amor fiel de Dios siempre resplandece, como sol que no se pone. Recuerden su bien, más fuerte que cualquiera de nuestros males, y el dulce recuerdo del amor de Dios les ayudará en cualquier angustia», recordó.
El colofón del encuentro fue el canto del «Te Deum», un himno tradicional de la Iglesia al que Kiko le ha puesto música propia y que a una sola voz fue el reflejo más claro del agradecimiento que todos los que forman parte del Camino tienen hacia Dios.
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