La renuncia de Benedicto XVI
Giovanni Maria Vian: «Después de su viaje a Cuba, tomó la decisión»
Director de «L'Osservatore Romano»
Ayer fue un día especial para «L'Osservatore romano», el periódico del Vaticano. Como toda la prensa internacional este centenario periódico vivió aún más de cerca la noticia.
-¿Cómo ha vivido la noticia?
Con emoción y sabiendo que confirma que Benedicto XVI es un gran Papa porque su decisión es ejemplar: nos ha hecho a todos repacitar.
-Es una decisión muy humana, pero parece que encierra un mensaje.
-Ha demostrado valentía y temperamento, aún siendo una decisión que ya vislumbraba en uno de sus libros y, además, estaba prevista en el derecho canónico. Es un paso importante para la Iglesia católica que él ha tomado con entereza, escribieno él mismo un texto en latín. Sin duda, ha provocado un terremoto informativo, pero la dicisión ha sido tomada con absoluta tranquilidad.
-¿Hay alguna similitud con otras renuncias papales?
-Los otros casos nada tienen que ver con este. El Papa renuncia en un momento de tranquilidad, cuando se da cuenta que es un anciano al que le fallan las fuerzas. Conducir la Iglesia católica requiere fuerzas y simplemente él ha reconocido que ya no las tiene, lo que es un ejemplo. Benedicto XVI ha demostrado ser un hombre humilde, del latín «humus», tierra, adherencia a la realidad.
-¿No cree que la noticia ha sorprendido, además por lo inédita en la historia de la Iglesia, porque hay algo de actitud cívica?
-Sin duda, es un gesto ejemplar. En primer lugar, hay que tener en cuenta que Benedicto XVI no hizo nada para se Papa y, sin embargo, fue elegido en uno de los cónclaves más breves. Nadie se esperaba que saliese elegido. En segundo lugar, él comprende que la Iglesia necesita en estos momentos una fuerza más vigorosa que él ya no tiene. «Una vez y otra vez», como ha dicho en su comunicado, ha interrogado su conciencia ante Dios y ante los hombre. Ha sido una decisión responable y, sí, cívica.
-¿Se refiere a que los problemas que tiene planteados la Iglesia requieren ahora tener una fuerza especial?
-El mundo y la Iglesia viven una situación compleja, pero, sobre todo, en unos veinte días vamos a estar sin Papa. La noche del 28 de febrero se abre el periódo de sede vancante. Creo que en poco más de un mes tendremos un nuevo pontífice.
-¿Le ha tocado un papado especialmente complicado, con asuntos que estaban en la opinión pública?
-Su pontificado ha sido sorprendente y no nos ha dejado de sorprender hasta el último momento. Ha demostrado coraje y fuerza, una fuerza débil, constante y decidida, pues no es un hombre que se retire frente a los problemas. Ha afrontado problemas de todo tipo, como la desaparición de papeles o las acusaciones de pederastia, y los ha afrontado con poder. Benedicto XVI es un gran Papa que dejará una huella importante.
-Voluntaria o involuntariamente, el anuncio de su renuncia, ha dejado a todo el mundo paralizado.
-Así es. Lo sabía poquísima gente, aunque lo había decidido en la primavera pasada después de sus viajes a Cuba y México. Yo no creo que la decisión busque una efecto especial, más allá del hecho mismo de que un Papa renuncie.
-¿Por qué no ha esperado a que se celebrasen las elecciones italianas?
-Me he hecho la misma pregunta con una sonrisa. Sí, tal vez ahora queden en un segundo plano. Pero no veo más intención.
-Antes insistía en el periodo de «sede vacante». ¿Puede vivir el Vaticano un momento de inestabilidad?
-Simplemente es un periodo en el que la Iglesia no tiene cabeza visible y, por lo tanto, es especialmente dramático, aunque últimamente esa etapa es cada vez más breve.
-¿Ha sido un Papa muy político?
-No, diría que es el Papa menos político del siglo XX. Pero no un Papa de la pequeña política, pues no hay que olvidar que se ha avanzado mucho en el diálogo interreligioso impulsado por él. Diría que ha sido un Papa muy espiritual.
-¿Que Papa necesita la Iglesia en este momento crucial?
-Necesita un Papa que tenga el mismo programa que Benedicto XVI, que dijo que el suyo era no tener programa, sólo escuchar la voluntad de Dios en la Iglesia.
-Ahora es el momento de los cambios que abre la sede vacante.
-Todos los cargos desaparecen y las funciones del Papa no son asumidas por nadie. Se mantiene una adminitración ordinaria con tres cardenales. Todos los cardenales de las congregaciones dejan su misión. Sólo se mantinen del decano del Colegio Cardenalicio, Angel Sodano; el Camarlengo, Tarsicio Bertone; el Vicario de Roma, Agostino Vallini; y el Secretario para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, una especie de Ministro del Interior, el arzobispo Giovanni Angelo Becciu.
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