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Visita histórica del Papa a Corea

Mujeres consuelo, una herida sin cerrar

La Razón
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Uno de los momentos más emotivos del día lo protagonizó una de las ancianas, de 89 años, víctima de la esclavitud sexual del Imperio Japonés durante la II Guerra Mundial. Le regaló al Papa un pin con una mariposa, símbolo de este colectivo, y que Francisco no dudó en colocárselo en la solapa para lucirlo durante toda la misa. Según los historiadores, cerca de 200.000 mujeres de diferentes países asiáticos, entre ellos Corea y China, sirvieron obligadas como "mujeres consuelo"a las tropas japonesas. En 1993, Japón presentó una petición de perdón a Corea, pero este tema sigue siendo un asunto sensible.

Aunque estas mujeres procedían de diversos territorios, se calcula que la gran mayoría procedían de las zonas más desfavorecidas de la península coreana. Las jóvenes eran secuestradas o engañadas con falsas promesas de trabajo y después eran encarceladas en burdeles improvisados. El objetivo era prevenir la propagación de enfermedades sexuales o evitar que los soldados violaran a las mujeres de la zona.

En 1990, con motivo de la visita del presidente coreano a Japón, el "Consejo para las Mujeres Reclutadas para la Esclavitud Sexual por Japón"hizo una lista de reivindicaciones entre las que destacaba la petición de "una disculpa oficial"y "la introducción de este tema en los libros de historia de Japón para que dichos actos inhumanos no se vuelvan a repetir".

Estas reivindicaciones no han producido el efecto deseado, lo que ha propiciado una presión constante sobre el gobierno de Japón. Un claro ejemplo son las concentraciones que realizan los grupos de apoyo a las víctimas todos los miércoles desde 1992 frente a la Embajada de Japón en Seúl.